Toluca, Méx.— Armando Hernández Arriaga, conocido como el payaso Tino Platino, y dos de sus tres hijos, tienen 11 meses y medio de haber trasladado las presentaciones para fiestas infantiles y cumpleaños a los semáforos en el Valle de Toluca, donde esperan con una enorme sonrisa que los automovilistas les regalen una moneda para su sustento y entretener a la distancia a los niños, a quienes “les he entregado la vida”.
Este padre soltero forma parte de los 200 payasos de Toluca que desde abril de 2020 permanecen sin trabajo por la cancelación de actividades por la pandemia.
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Contó que si bien cada año acudían a eventos donde eran contratados para celebrar el 30 de abril, esta vez no será posible, pues aún con el interés de algunos padres y el ánimo de su familia por continuar haciendo espectáculos, el peligro de contagiar a un niño es latente.
Mientras espera que el semáforo tenga la luz roja, Tino Platino relató que tras iniciar el confinamiento, sus hijos y él gastaron los pocos ahorros que tenían. Para comprar su comida, decidieron vender la totalidad de sus muebles, hasta quedar “como si se tratara de una mudanza”.
Se instala en la vía pública por la mañana cuando comienza a fluir el tránsito vehicular. Llega junto con Vanesa, la Payasita Burbujita, y José Armando, que se identifica como Robin, ya maquillados comienzan a hacer malabares, trucos, el número que han ensayado por años.
Robin aseguró: “No es fácil estar en la calle, pero es más complicado no comer”.
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