Ayer 1 de enero no faltaron los ciudadanos que buscaron curar la cruda y el hambre que les dejó la celebración por la llegada del Año Nuevo 2023.
Durante un recorrido por el Centro Histórico se pudo observar a habitantes de la Ciudad de México y turistas buscando la tradicional birria, pancita y chilaquiles en puestos instalados sobre la calle de Motolinia y Gante, en el Centro Histórico.
“Está muy buena la birria. Picosita cae de lujo”, afirmó Juan acompañado de sus primos: “Venimos al Centro, nos queda cerca y un paseo en la mañana de este Año Nuevo cae muy bien”, aseguró Carolina acompañada de sus pequeños.
“No pueden faltar unos buenos taquitos con consomé para revivir el cuerpo”, comentó Carlos, quien acudió con su esposa y confesó: “Sí me tomé unas chelitas”.
Durante las primeras horas del 1 de enero también se pudo apreciar a grupos de personas en situación de calle tratando de protegerse del frío, y otros que en medio de la fiesta y el alcohol ya no pudieron llegar a sus hogares.
Algunas personas, por el contrario, optaron por iniciar el año ejercitándose o haciendo actividades al aire libre, pese a la mala calidad del aire que se registró a lo largo de la mañana y tarde del domingo.
La Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) activó a las 10:00 horas la fase preventiva regional por partículas PM2.5 en la zona sureste del Valle de México, derivado de la quema de pirotecnia por la celebración de fin de año. Al mediodía la alerta se elevó a fase uno de contingencia ambiental regional, que fue suspendida casi cinco horas después.
Pese a estas condiciones, no faltaron personas corriendo en espacios públicos, así como ciudadanos en bicicletas y en patines en calles del Centro Histórico y la Alameda Central.
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