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En casi tres años, Daniel Sandoval alias El Diablo, junto con su familia, pasó de vender ropa de paca e instalar una chelería en la colonia Lomas de San Lorenzo, en la alcaldía de Iztapalapa, a disputarle la zona de venta de droga al Cártel de Tláhuac.
El caso de El Diablo, preso desde diciembre de 2021 por delitos contra la salud, es un ejemplo del surgimiento y crecimiento de las células criminales en la Ciudad de México que, de acuerdo con las indagatorias, también se mantienen bajo el amparo de los sobornos y la corrupción.
De acuerdo con un reporte de inteligencia de la Policía de Investigación (PDI) de la Fiscalía General de Justicia (FGJ) de la Ciudad de México, a la cual tuvo acceso EL UNIVERSAL, en tres años El Diablo, junto con sus dos hermanos, uno de ellos identificado como El Camarón, empezó a vender micheladas en una mesa de plástico, para luego convertir la calle Santa Cruz en un bar ambulante. Ahí organizaba diversos eventos de comparsas y carnavales donde se vende droga y alcohol a menores de edad.
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En esa ubicación, con base en la investigación, el Cártel de Tláhuac asesinó a tres personas cercanas a El Diablo, en 2019, por la disputa de la venta de droga. Además, vecinos denuncian que en la casa desde donde despachaban, en el segundo nivel, había servicios sexuales y era el punto del narcomenudeo.
Los funcionarios de Iztapalapa declararon que “nunca se dieron cuenta” de esa irregularidad, pero la indagatoria reveló que el bar Las Fregonas sobornaba a inspectores y a los agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) del cuadrante para que lo dejaran operar.
“Es uno de los grandes problemas de la metrópoli, la corrupción. Estamos hablando de que cualquier policía se corrompe, cualquier comandante o cualquier inspector o autoridad delegacional, lo más grave es que el problema no es nuevo, pero se sigue registrando.
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“Si analizamos desde tiempo atrás, La Unión Tepito se fundó igual, con el Cártel de Tláhuac pasó lo mismo, con Los Rodolfos o los pequeños grupos que luego tomaron mayor fuerza”, comentó Reynel Orozco, criminólogo por el Colegio de la Frontera Norte (Colef).
El grupo delictivo encabezado por El Diablo cuenta con al menos dos carpetas de investigación abiertas, la FIIZP/IZP-6/ UI-2CD/2371/05-2022 y la FIIZP/ IZP-6/UI-2CD/2613/06-2022, que se iniciaron por narcomenudeo y trata de personas.
El mes pasado un operativo coordinado por la PDI, junto con el Ejército, permitió el desmantelamiento de ese lugar y la detención dos hombres y dos mujeres: Édgar Miguel Sandoval Novelo, de 29 años; Giovanni López Silvia, de 23; Joanna Guadalupe Salas Leonardo, de 22, y Miriam Guadalupe Garfias Navarro de 19 años.
Para los imputados, según el expediente del caso, el negocio es su modo de vivir, podrían pasar un máximo de ocho meses en prisión. El lugar sólo estuvo clausurado una semana.
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