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Toluca, Méx.— Liliana Naranjo tardó más de 12 horas en encontrar los cuerpos de Zahid y Maximiliano, sus dos hijos, además el de su hermana Ely Naranjo y su sobrino Joshua en el Servicio Médico Forense en Toluca, todos murieron en el accidente de la carretera México-Toluca por la volcadura de un autobús de la empresa Estrella Blanca la madrugada del martes en el que fallecieron 15 pasajeros y 22 resultaron heridos.
Su hija Zoé, de nueve años, permanece hospitalizada en el Nicolás San Juan, grave, podría perder un ojo y requiere una cirugía reconstructiva pues se partió el cráneo a la mitad.
Los cuatro integrantes de esta familia forman parte de los ocho acapulqueños que murieron en el incidente y según el representante del gobierno de Guerrero, René Juárez, en la unidad viajaban entre 11 y 13 guerrerenses, pero no han podido localizarlos a todos.
Al salir del velatorio Valparaíso a una cuadra del Semefo, Liliana, junto con su esposo Utsel y su hermana Sandy, están destrozados.
Su mirada está perdida. Sin embargo, dicen, deben recuperarse porque su viacrucis aún no termina, la empresa Estrella Blanca no quiere asumir los gastos de hospitalización y el traslado íntegro de los cuerpos hasta su hogar, el cual asumirá el gobierno de Guerrero.
El matrimonio acusó que el conductor de la unidad, un joven de 24 años, está prófugo y para continuar el tratamiento de su hija Zoé necesitan dinero, pues el hospital del ISEM les ha solicitado medicamentos y pagos que no pueden cubrir. Ambos son comerciantes en Acapulco y por la pandemia no tienen empleo.
Liliana se enteró del accidente por las noticias, pero supo que sus hijos estaban a bordo del camión cuando vio en internet la fotografía de Zoé en el hospital.
Ely Naranjo, de 40 años, fue a visitar a sus papás acompañada del menor de sus tres hijos, además de sus tres sobrinos y tomaron el camión en la terminal de Papagayo, en Acapulco.
No era la primera vez que viajaban hacia Vallarta, lo hacían constantemente en la misma línea.
“Lo que nos dicen es que el conductor llevaba música muy fuerte, los pasajeros le pidieron que le bajara. Dicen que después de eso comenzó a quedarse dormido”, comentó Utsel.
La familia quiere justicia: “Yo no quiero dinero, no quiero una indemnización. Yo quiero a mis hijos, el dinero no los valen. Quiero abrazarlos, quién me los va a dar, ellos tenían una vida por delante. Quiero al conductor y quiero verlo pagando”, demandó.