Tuvieron que pasar dos años de pandemia para que el arcoíris volviera a brillar de color, de orgullo LGBTTTIQ+ sobre Paseo de la Reforma. Fueron miles los que abarrotaron las calles del primer cuadro de la Ciudad de México : 250 mil, de acuerdo con las cifras oficiales.
Marcharon para celebrar, para exigir que se respeten sus derechos, sobre todo, los de las mujeres diversas, quienes encabezaron los contingentes.
Eran las nueve de la mañana y la gente estaba lista. Conforme pasaban las horas la fiesta fue creciendo, a tal punto de que no se podía caminar, se apretujaban, se aventaban. En el Ángel de la Independencia no cabía nadie más.
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En el programa estaba previsto que todos los contingentes salieran al mediodía, pero lo hicieron con hora y media de retraso, aunque eso no le importó a la gente, porque los que no venían con colectivos, estaban en la fiesta desde la mañana, desde que viajaron en el transporte público, en el Metro, para llegar a la estación Insurgentes, la que también abarrotaron.
Así transcurrió toda la mañana, con el ir y venir de las personas que poco respetaban el orden propuesto para salir desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo. En el olvido también quedó la sana distancia y sólo uno que otro cubrebocas multicolor se dejó ver sobre rostros maquillados y sudorosos.
Se desbordaron las calles, la colonia Juárez es Pride . No son cientos, son miles y miles de personas. Hay música, bebida, marihuana, vendedores ambulantes desplegados; comida como tacos, papas, banderillas, gorditas, la algarabía propia de un festejo.
“La cerveza más fría que el servicio médico forense”, gritaban los vendedores ambulantes, mientras las latas corrían de mano en mano. Un six, un 12, micheladas, azulitos, vasos escarchados o en forma de pene, mojitos de a dos por 150 pesos.
Aquí se regalaban besos como caricias; una mano, un abrazo, un apretón de lo que fuera. Consignas, pocas, lo que sí, más muestras de apoyo a la diversidad.
Sobre la calle de Amberes había bares instalados en carpas, listos para que la noche también sea diversa y se ahoguen las mentes.
Foto: Carlos Mejía/ EL UNIVERSAL.
Claro, esto es de nichos: “Y si vamos directo a Soberbia y ahí los esperamos?”, comentaba un grupo de amigos, quienes ya planeaban el after en aquel bar ubicado por el callejón del 57 y Eje Central, en donde entran todos.
Nadie podía caminar libremente, pues la marea de personas era inmensa. “Es hetero, es hetero”, gritaban más por diversión que por consigna.
El Ángel de la Independencia estaba a tope, pero no por cualquier evento, no, acá nadie pasa, nadie avanza, todos quieren presenciar el arranque, el banderazo de salida y dar paso a los 140 carros alegóricos que desfilarían por Reforma hasta el Centro Histórico , ahí, desde donde las celebridades y los influencers incitan a la fiesta.
“Lost in… la Juárez”, tal vez porque hasta puestos de micheladas con ajonjolí se preparaban, como en los tianguis. Combatir chelerías podría ser para otra ocasión, este día se les permitió la instalación en la calle.
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Desde los bares por Zona Rosa salía de los altavoces una voz que decía: “Soy tu sicaria”. Sí, se contoneaban un poco, bebían esa cerveza, esa botella de Sky Blue, un New Mix para el desayuno.
“¡Quiero un trago!”, “¡Yo también!”, echaban relajo unos amigos.
La fórmula es la siguiente: una corona, pintarse la cara, ser la más draga este día.
“¿Se romperá el récord de asistencia?” “Claro”, responden, “ya lo estamos rompiendo, esto es impresionante”.
Organilleros se abrían sus camisas beige para bailar, mientras les silbaban y se hacía un círculo de espectadores. A la altura del Senado de la República, una batucada encendió más a los participantes.
Estampas como esta inundaron el primer cuadro de la Ciudad; es la algarabía.
Foto: Juan Boites/ EL UNIVERSAL
Poco a poco fueron arribando al Zócalo capitalino, ahí, ya cansados, algunos enfilaron a restaurantes, bares, a las tiendas de conveniencia por más cervezas.
Otros tantos no llegaron a la plancha, desde el Eje Central se dijeron no más, se tumbaron en los jardines de la Alameda, sobre la explanada de Bellas Artes.
Hasta las 19:00 horas se seguía reportando presencia de personas por un concierto que se realizaría en el Zócalo.
Eran nueve horas ya de fiesta ininterrumpida , y no fue hasta que el clima hizo de las suyas y la fuerte tormenta dispersó a los asistentes.
Fue el día de las dragas , de los norteños, de las lenchas , de los trans , de las lesbianas , de los homosexuales y heterosexuales . Fue el día de la diversidad.
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