Más Información
Pedro Haces justifica uso de helicóptero privado de Ricardo Monreal; “quien trabaja anda en cielo, mar y tierra”, dice
Rocha Moya pide someterse a revocación de mandato pese a rechazo del IEES; señaló que es un derecho democrático y fundamental en la 4T
metropoli@eluniversal.com.mx
Temoaya, Méx.— Vecinos de la comunidad Ejido de Taborda denunciaron que derivado del derrame de combustible en la zona norte de Toluca, el río de la Barranca, por donde corren aguas residuales, también está contaminado con gasolina, incluso, señalaron que debido al fuerte olor a combustible, tuvieron que dejar de realizar sus actividades y dos escuelas cancelaron clases.
Habitantes de la comunidad que pidieron reservar sus nombres, coincidieron en que tras los días del derrame más severo de gasolina en los ductos de Pemex que atraviesan San Cristóbal Huichochitlán, Calixtlahuaca y San Pablo Autopan, municipio de Toluca, hubo repercusiones en este poblado localizado entre Almoloya de Juárez y Toluca.
En este cauce, que igual sirve para el pastoreo de vacas y caballos de los ejidatarios, es posible percibir el olor a gasolina. Durante varios días fue evidente que se trataba del combustible, pues flotaba como una nata en el cuerpo de agua, dejando un tono rosado apenas perceptible.
El río la Barranca desemboca en el Lerma y Valentín García. Uno de los vecinos inmediatos del cauce, quien trabaja en un pequeño taller al pie de la carretera, explicó que el olor era “insoportable”, derivando en dolor de cabeza y la imposibilidad de continuar laborando en la calle porque no podían respirar.
“Lo que hicimos fue cerrar, pero la realidad es que nos ha pasado al menos dos veces, cuando ordeñaron un ducto que cruza por Almoloya de Juárez y dejaron un derrame”, dijo.
Junto con otros habitantes, coincidió en que esta vez el derrame de San Cayetano, en la región norte de Toluca, “fue muy fuerte”, y en donde por más de siete días los vecinos reportaron la filtración de hidrocarburo hacia pozos artesianos de al menos 70 viviendas.
El lugar es un ejido en donde hay ganado bebiendo agua del río, aunque en su mayoría proveniente de la zona industrial de Toluca. Sin embargo, fue posible percibir el olor del combustible en las inmediaciones y en un recorrido realizado por EL UNIVERSAL en un tramo del cauce, también fue identificado el olor.
El especialista Luis Eduardo Mejía Pedrero, profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), explicó que para que la contaminación llegue hasta el afluente, la cantidad “debería ser enorme y probablemente se debe a aguas residuales de la zona industrial, porque hacen descargas con aceites”.