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Toluca, Méx.—La llegada de migrantes a México en una especie de “desbandada” provocó que el albergue de Hermanos en el Camino, en Metepec, se encuentre rebasado y en condiciones críticas, admitió su fundador Armando Vilchis Vargas.
En entrevista, lamentó que viven hacinados en un taller mecánico adaptado donde conviven familias haitianas, salvadoreñas, hondureñas o venezolanas. Actualmente hay más de 100 personas [18 niños entre ellos] y ninguna ha sido vacunada contra Covid-19.
Aseguró que desde hace un mes aumentó 200% la llegada de familias que huyeron de su país. Si bien algunos siguen su camino a la frontera, la mayoría espera recibir los documentos que les permitan trabajar y ser legales en el país por un tiempo.
El espacio donde hace años se instaló el albergue es pequeño, aun así el “Instituto Nacional de Migración (INM) nos trae cada vez a más personas sin que autoridades federales, estatales o municipales nos hayan volteado a ver para, si quiera, prevenir un contagio de SARS-CoV-2”, dijo.
“Nos preocupa que no haya posibilidad de vacunar a las personas que llegan porque no sabemos cómo vienen y gracias a Dios no hemos tenido casos del virus; todos nos cuidamos, pero como la alternativa ante el desempleo es que salgan a pedir dinero a las calles, el riesgo de un contagio existe”, comentó.
En el albergue han logrado algunos cambios gracias a donativos de asociaciones civiles, pero los automóviles acondicionados como dormitorios se encuentran a tope.
Armando Vilchis explicó que debido a la cantidad de personas albergadas, los costos de luz y gas han aumentado significativamente, pues los migrantes usan su celular para comunicarse con sus familias y guisar implica gasto de combustible. Además les urgen huevo, arroz, frijoles, pero pidió a quienes dan donativos que no lleven ropa o zapatos porque tienen de sobra, sino pañales y productos de limpieza e higiene personal.
Para algunas de las familias su deseo es encontrar trabajo y quedarse a vivir en México.
Joshua llegó hace dos semanas con su esposa e hija de un año, quienes se encuentran muy enfermas de gripe y recibieron atención médica en un consultorio de farmacia, pues no quieren ir al hospital por temor a exponerse al Covid-19.
El joven de 25 años relató que tuvo que salir de su país, pues la casa familiar se quemó y al ver todo reducido a cenizas, buscaron a dónde migrar porque en Haití no hay trabajo y durante la pandemia fue despedido. Por eso busca quedarse en México.
“No quiero que me regalen nada, quiero trabajar, yo hacía artesanías con plata, puedo manipular cualquier metal. Llegué aquí [Metepec] porque un amigo me contactó, viajamos a Chile, luego hacia la frontera y llegamos, nadie nos ha tratado mal, pero no quiero volver a Haití”.
Joshua aseguró también que no quiere cruzar la frontera por el riesgo que implica para su esposa e hija.