Chilpancingo.— “Tenemos la impresión de que se nos ha secuestrado colectivamente”, consideraron los cuatro obispos de Guerrero ante la inseguridad y violencia que padece el estado y Michoacán.
En un comunicado, firmado por el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González; el obispo de Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández; el obispo de Altamirano, Joel Ocampo Gorostieta, y el obispo de Tlapa, Dagoberto Sosa Arriaga, pidieron al gobierno federal y estatal que actúen con firmeza en el combate contra la violencia y “no se dejen atrapar por la indiferencia o la intimidación.
“Nos preocupa la destrucción de la riqueza natural del territorio abarcado por nuestra Provincia Eclesiástica, como fruto de la ambición, del desprecio y del descuido”, se indica.
Los obispos acusan que la inseguridad y la violencia que se viven en Guerrero y algunos municipios de Michoacán (que forman parte de la Diócesis de Altamirano), “está provocando empobrecimiento económico, cultural, ético, social y político”.
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