El nuevo presidente de Morena en la Ciudad de México, Sebastián Ramírez, asegura que, sin ser familiar de políticos o cacique, se puede avanzar en el interior de su partido.

En entrevista con EL UNIVERSAL, destaca que Morena es el partido de la gente común y corriente, y recuerda que después de 2006 se registró como parte del “gobierno legítimo” de Andrés Manuel López Obrador, luego de que una brigadista fue a tocar su puerta y lo invitó a sumarse al movimiento, en el que ha fungido en diversas tareas.

“Y así es que, gente como yo, que no venimos de familias de políticos, que no estábamos metidos en esto, estamos actuando y haciendo política de la buena (…) Morena es el movimiento de la gente común y corriente, del ciudadano común y de a pie, que quiere participar por su país.

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“Yo estoy muy agradecido de que ahora en el consejo me eligieron por consenso, y es un mensaje del movimiento de decir: ‘Lo va a dirigir gente joven que se formó en el movimiento’, yo no soy cacique de nada y es un honor y una responsabilidad”, afirma.

Ramírez, quien este miércoles junto con el resto del Comité Ejecutivo Estatal de Morena en la Ciudad asumirá el cargo, señala que forma parte de un relevo generacional dentro de su partido, por lo que pidió a la militancia y liderazgos que crean en él, a pesar de su juventud, misma que —dice— puede convertirse en ventaja.

“A lo mejor tengo 34 años, pero hago activismo social desde los 15 y me ha tocado jugar en Morena roles de todo tipo de niveles: formé parte de un comité de base, me encargué de un distrito, he estado en la administración pública y tengo esa pasión y deseo de que hagamos una política como [el presidente] Andrés Manuel López Obrador nos lo ha planteado: no mentir, no robar y no traicionar”, apunta.

Cuestionado sobre cómo hará para lidiar con cuadros de más experiencia dentro de Morena en la Ciudad, como Dolores Padierna, los hermanos Moreno Rivera o Francisco Chíguil, el nuevo dirigente responde que todos esos personajes se han dedicado, a lo largo de su vida, a luchar por la transformación del país.

“Esto nos favorece y genera un buen ambiente para que todos estemos muy conscientes de que nuestra misión es siempre privilegiar el interés colectivo, siempre poner por delante el interés superior, [es decir], que la transformación dé su siguiente paso; veo buen ambiente y eso me da tranquilidad”, recalca.

Ejes de trabajo y compromisos

El presidente del partido guinda en la Ciudad precisa que su tarea será la de movilizar a la militancia para salir a las calles a hablar con los ciudadanos, con la finalidad de explicarles las cosas que están haciendo bien y confrontar las mentiras en contra del presidente López Obrador y su movimiento.

Dice que tiene una responsabilidad histórica de cara a 2024, pues puede ser el líder que pinte de nuevo la Ciudad de guinda o, en el peor de los casos, quien se lleve una derrota electoral histórica.

El exvocero del Gobierno capitalino indica que una de las metas que se plantea como dirigente es formar 5 mil 500 comités de Morena en la Ciudad, uno por sección electoral. Para lograrlo, irán puerta por puerta para invitar a los vecinos a una asamblea informativa y ahí los convocarán a conformar un Comité de Defensa la 4T y asegurar que la transformación dé su siguiente paso en 2024, es decir, consolidar los logros, programas y acciones que se han hecho a nivel local y federal.

¿Unidad?

Ramírez asegura que en este momento hay unidad dentro de su partido tras la elección de los congresistas nacionales y estatales. Recalca que, como en toda contienda interna, hay debate, discusión y polémica, pero lograron sacar este proceso de manera democrática y con intercambio de ideas.

En este sentido, deja claro que no llegó a la dirigencia del partido por amiguismos, sino por el voto de 231 congresistas [hubo una abstención], “que son gente preparada, que tiene representación social; tú crees que esa gente no tiene una visión del partido, no debate o no discute, pues lo que a mí me toca es hablar, hablar, escuchar, convencer, sumar, construir una propuesta en colectivo, sólo así se construye un consenso”, puntualiza.

Asimismo, precisa que no caerá en discusiones estériles con ninguno de sus compañeros de partido, pues “la política es compañeros que, con camaradería, se dicen esto me gusta, esto no me gusta ¿qué hacemos para poder actuar en conjunto por un bien mayor, que es la transformación?”.

Agrega que la política es un noble oficio, que se puede ser feliz haciendo el bien a los demás y que cree en la política sin fantocherías, suntuosidad y sin tanto protocolo: “A ras de tierra”.

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