Tenancingo, Méx.— “Estamos a punto de la quiebra”, advirtió Martín Ramírez, floricultor del ejido Francisco Zarco, donde al menos 60 invernaderos deben desechar hasta la mitad de su producción semanal porque desde hace dos semanas, derivado de la contingencia sanitaria por el Covid-19, “nadie compra flores”.

Lamentó que a partir de que la gente supo que debía mantenerse en sus hogares, “no va ni un alma” al mercado regional de flor en donde se reúnen para la venta productores de Coatepec Harinas, Villa Victoria y Tenancingo.

Esto a la par de la cancelación de pedidos de las florerías mexiquenses, de la Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León, entre otras entidades, y comenzaron a tirar las flores.

“Necesitamos ayuda porque no vamos a soportar más que una semana, a lo mucho, pagando a los peones por ir sólo dos veces por día, no quieren una rosa ni a 10 pesos el tallo”, reconoció.

Explicó que la emergencia por la pandemia de coronavirus se ha traducido en una crisis económica para las familias que viven de los invernaderos y es que admitió que en 20 años, nunca había enfrentado condiciones tan adversas.

En entrevista, el floricultor se dijo desesperado pues, por ejemplo, en su caso mandó a descansar a los cinco peones que le ayudan a fumigar y cuidar de las camas, pues no hay dinero para los salarios.

Reconoció que si bien las flores no son artículos de primera necesidad, para ellos es el sustento de sus hogares, sus familias y no tienen ningún otro ingreso.

A la par, reconoció que las altas temperaturas en los últimos días, así como la falta de agua de riego, provoca más pérdidas porque llegan al menos tres plagas distintas que abaten la producción pues tampoco hay dinero para adquirir fertilizantes ni fumigadores.

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