Habitar en uno de los estados más violentos de México siendo madre soltera de una adolescente la llevó a convertirse en instructora de autodefensa.
“Todo fue por mi hija, en ese tiempo yo estaba trabajando como Uber, me salía en las madrugadas y me tocaba cargar borrachos. Y estaba con el pendiente de que ella tendría que andar sola y enfrentarse al acoso”, explica.
Para Dayra no fue fácil encontrar un lugar para aprender a defenderse, pues denuncia que la violencia no sólo es física, también sicológica y sistemática hacia el cuerpo porque constantemente hay estereotipos que cumplir y al no hacerlo te hacen sentir mal: “Empecé por buscar talleres de defensa personal en los gimnasios de artes marciales, pero no hay condiciones para estar, les hace falta perspectiva feminista, intenté acercarme, pero hay muchos hombres, la dinámica es diferente y la vibra se siente”.
“Tenemos que reeducarnos todos y todas porque en algún grado ejercemos violencia, vivimos en un sistema violento. En la autodefensa tratamos de que con el uso de la voz y al reconocernos a nosotras mismas establecer límites y no permitir que nos violenten de ningún tipo”, cuenta.
Dayra dice que las mujeres tienen una desventaja física a la hora de enfrentarse con un hombre, pero prepararse para cualquier escenario posible es fundamental para sobrevivir.
Prevención
Para las mujeres que participaron en este taller es importante tener herramientas físicas para sobrellevar la vida cotidiana.
“Queríamos que alguien nos enseñara, habitamos un municipio que tiene dos alertas de género y siempre tenemos que ir un paso adelante o sentirte segura de que tu mismo cuerpo te puede salvar la vida”, confiesa Estrella, una de las participantes.