Para Fernando Alberto, salir cada mañana a recorrer las ciclovías de la Ciudad de México es un reto constante: camiones y vehículos obstruyendo el paso, comerciantes que aprovechan este espacio para exhibir sus productos, autos y motos que invaden el carril confinado para evitar el tráfico son sólo algunos de los obstáculos que tiene que sortear.
“Diario recorro al menos 10 kilómetros y hay demasiadas obstrucciones. Son demasiadas cosas aquí en la Ciudad y hay que manejar con mucho cuidado y saber las reglas. Lejos de que somos ciclistas, somos una vida (...), en un día me encuentro unas siete u ocho invasiones”, afirmó.
Así como Fernando, ciclistas entrevistados por EL UNIVERSAL durante un recorrido por algunas de las ciclovías de la Ciudad de México denunciaron las dificultades que enfrentan a diario para llegar a sus diversos destinos.
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Alonso, quien utiliza la ciclovía que recorre Calzada México-Xochimilco hasta llegar al Circuito Azteca en la zona sur de la Ciudad —recientemente inaugurada—, explicó que uno de los principales problemas que padece es la invasión de la ciclovía por parte de motociclistas.
“Luego se meten más motos que bicicletas y nadie los multa; el carril de por sí es muy angosto y si le metes una moto no cabemos, (...) lo que hacen siempre es que cuando hay mucho tráfico, se pasan para este carril y no respetan que esté destinado a nosotros (los ciclistas) y así es como se causan los accidentes”, señaló.
Felipe, ciclista del sur de la Ciudad, dijo que son recurrentes los daños a la infraestructura de las ciclovías ocasionados por los automóviles y camiones.
“Hay invasiones aquí adelante, donde pasan los camiones, regularmente se pasan al carril de las bicis y ya hay muchos bolardos tirados y los dejan allí al lado de la avenida. También llegan a tirar los mismos postes que están para eso, para que no obstruyan”, comentó.
Felipe también consideró que la distribución de las ciclovías en la Ciudad de México “no es equitativa”, pues se le da prioridad a las zonas centro, norte y poniente, mientras que en el sur y oriente las pocas ciclovías que hay están prácticamente olvidadas.
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“El sur regularmente falla mucho en cuestiones de ciclovías, aquí no las ponen. Si te vas a Insurgentes llega hasta la Rectoría de la UNAM y de allí no hay ciclovía. Al sur lo castigan mucho con eso, tampoco hay Ecobicis”, lamentó.
Omar suele pedalear por la zona nororiente de la Ciudad y afirmó que uno de los principales riesgos son las invasiones de camiones de carga y autos particulares a las ciclovía, principalmente a lo largo de la avenida Eduardo Molina, donde, indicó, vehículos de transporte se estacionan sobre el carril para descargar mercancías.
“Hay muchos carros y camiones que se estacionan pegados a la ciclovía y sí obstruyen mucho, porque luego en las banquetas también hay carros, ya casi no es ciclovía (...), siento que si les dices algo se ponen muy a la defensiva”, expresó.
También denunció que los vehículos particulares la usan como si fuera un carril más.
Sin embargo, los ciclistas prefieren no reclamar a los conductores pues se exponen a agresiones por parte de los automovilistas.
“A veces no te sientes muy seguro, porque si les dices algo se ponen muy a la defensiva, hay muchas veces que se pasan los automovilistas al carril para saltar y te avientan el carro (...). Tampoco uno sabe ya con quien se puede cruzar y es preferible aguantarse”, puntualizó.
Los ciclistas coinciden en que la principal causa de estas problemáticas es la falta de conciencia y educación vial por parte de los conductores, así como la ineficacia de las autoridades por sancionar a quienes incurran en estas faltas.
“Estaría mejor que un policía de tránsito ande por las ciclovías, ya que está muy obstruida la zona y prácticamente no hacen nada por mantenerla libre y segura”, concluyó Omar.