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Son las 12 del día y Margarita Martínez termina de prender las veladoras que alumbran el camino para que su hijo Marlon “llegue”, como cada año, a visitar a la familia durante el Día de Muertos en San Andrés Mixquic, en Tláhuac.
El copal, la sal, el agua, el cempasúchil están sobre un mantel especialmente bordado para la ocasión. La ofrenda la colocan desde el 28 de octubre, fecha en la que por tradición se cree que comienzan a arribar las almas de los familiares difuntos a esta región ubicada en la alcaldía Tláhuac, conocida en todo el mundo por la peculiaridad con la que celebran Días de Muertos desde la época prehispánica.
La familia Leyte Martínez es originaria de Mixquic, y a pesar de que siempre han puesto ofrendas y presenciado los rituales en esta localidad, fue hace seis años cuando el hijo mayor del matrimonio falleció, por lo que ahora realizan de forma meticulosa todo el rito para la celebración de los fieles difuntos.
Colocan la ofrenda para darle la bienvenida y alumbran el sepulcro de Marlon en el panteón cada 2 de noviembre para que, según sus creencias, su alma tenga la luz necesaria y pueda regresar a descansar en paz.
“Cada año, con todo el corazón, le pongo su ofrenda a mi hijo, y este año a pesar de todos los conflictos que ha causado la pandemia, ya lo estamos esperando. No vamos a ir al panteón, pero a mi cuñado se le ocurrió la idea de ponerle a Marlon en la casa barbacoa, mole, pepitas de girasol, todo lo que le gustaba. Y en la noche, alumbraremos la azotea. Vamos a poner veladoras, copal, flores de cempasúchil y agua porque es como guiar su camino hasta el cielo. La pandemia puede romper la tradición de alumbrar el panteón, pero no la tradición de esperar a nuestros seres amados que vienen a vernos una vez al año”, comenta Margarita Martínez, mientras con delicadeza y nostalgia deshoja una flor de cempasúchil.
En San Andrés Mixquic, uno de los siete pueblos originarios de Tláhuac, los habitantes hacen la alumbrada o encendido de veladoras en la lápida de los familiares en el panteón donde reposan sus restos. Se realiza el 2 de noviembre a las 6 de la tarde.
Hoy un letrero colocado en la entrada principal del cementerio advierte: “Los panteones permanecerán cerrados, permitiendo únicamente el acceso para realizar servicios de inhumación siguiendo el protocolo permitido”.
“Nunca se había visto que en Mixquic se rompiera una tradición, esta es la primera vez. Es muy triste saber que este año no podremos festejar el Día de Muertos como lo hemos hecho toda la vida. Este año no se siente igual, las calles no huelen a naranja ni a caña o cempasúchil. La pandemia cambió nuestros planes, pero tenemos que adaptarnos y tener los cuidados para protegernos”, dice Joanna Leyte Martínez, hermana de Marlon.