En lo que va de 2024 se han registrado 289 en el suelo de conservación de la Ciudad de México, la mayoría de ellos en las alcaldías Milpa Alta y Tlalpan, que es donde se localiza la mayor superficie forestal de la capital del país, detalló Diego Segura Gómez, director de Preservación, Protección y Restauración de los Recursos Naturales de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr) capitalina.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Segura Gómez explicó que este año tiene características similares a las de 2021, con pocas lluvias registradas desde diciembre pasado y nevadas, que no permiten que haya humedad, lo que aumenta la posibilidad de que los incendios forestales sean más fuertes; sin embargo, en esta temporada se han registrado menos incendios.

“En esta temporada, prácticamente desde diciembre no ha habido lluvias, hasta ahora no hemos tenido ninguna lluvia que pueda ayudarnos a incrementar la humedad relativa en el ambiente o la humedad en el material y esto, en caso de que se presente un incendio, incrementa la posibilidad de que pueda ser con características más fuertes”, indicó el funcionario.

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De los 289 incendios forestales registrados del 1 de enero al 10 de marzo de este año, 140 (48%) han tenido lugar en la alcaldía Milpa Alta; 95 (32%) en Tlalpan; 25 en Xochimilco; 11 en la Gustavo A. Madero; seis en Magdalena Contreras; cinco en Tláhuac; cinco en Iztapalapa, y dos en la alcaldía Álvaro Obregón.

Los incendios forestales registrados en este año han afectado un total de 546.689 hectáreas de superficie, señaló Segura Gómez. Sin embargo, remarcó que de 100% de la superficie dañada no hay afectaciones en arbolado adulto, de renuevo ni de reforestación, lo que se quema son hojarascas y algunos arbustos, por lo que la recuperación generalmente se da el año siguiente y no genera un desequilibrio ecológico.

“El número de incendios tiene una variación dependiendo de las características climatológicas, en ocasiones no podemos comparar un año con otro”, señaló el funcionario, por ejemplo, en 2020 la temporada de lluvias inició muy temprano, por abril, lo que acortó la temporada de incendios. Debido a que este año la capital se enfrenta a condiciones similares a las de 2021, se puede hacer una comparación. En 2021 hubo 349 incendios, la cifra más elevada de los últimos años. En 2019 hubo 123; en 2020, 116; en 2022 fueron 194 y, el año pasado, 297.

“Con respecto a 2021 estamos por debajo del número de incendios; normalmente en cuanto al número de incendios nosotros estamos en el tercer lugar una vez que cierra la temporada a finales de diciembre, pero en cuestión de superficie afectada somos el vigésimo quinto lugar a nivel nacional, una vez que cerramos”, explicó.

“Combatir un incendio forestal es muy riesgoso”

Combatir incendios es una actividad sumamente riesgosa y requiere de una estrategia para lograr apagarlos de forma adecuada y evitar riesgos para los combatientes, señala Diego Segura desde su oficina en la Corenadr, ubicada en San Luis Tlaxialtemalco, Xochimilco.

“Las brigadas salen en una camioneta desde donde se encuentran, en ocasiones tienen que caminar hasta hora y media, a veces en pendientes o zona pedregosa, pero aparte traes tu herramienta o los que llevan la mochila de agua, llevan cargando 20 kilos. Tienes que tener la suficiente condición física, primero para llegar, después para iniciar el combate”, explicó.

Por la intensidad calorífica en la zona del incendio, las temperaturas son muy altas, por lo que los combatientes sufren un proceso de deshidratación. Por eso, siempre el jefe de brigada tiene que hacer una evaluación de cómo está la pendiente, la velocidad del aire, la temperatura, definir rutas de escape y cómo va avanzando el incendio y con base en todos esos aspectos define una estrategia de combate.

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“El lema que tenemos es que todos llegan y todos salen; entre todos se van cuidando”, precisó.

La temporada de incendios inicia desde octubre; desde ese mes hasta diciembre se realizan actividades de prevención de incendios en las áreas forestales con el objetivo de disminuir el material combustible, por ejemplo, quemas controladas, líneas negras, acomodar el material combustible y se podan los árboles, para evitar que un incendio superficial se convierta en uno de copa, con mayores afectaciones.

A partir de enero y hasta los meses de mayo y junio se pasa a la etapa de combate.

“Mucho depende de la presencia o no de lluvia; finalmente nosotros manejamos el [material] combustible y tratamos de disminuirlo con estas prácticas de prevención; en la Ciudad de México 100% de los incendios son originados por el hombre, no se nos ha generado ningún incendio por la caída de un árbol, la erupción de un volcán o alguna actividad natural; entonces eso no lo podemos controlar, pero sí el material combustible y la velocidad de respuesta”, explicó.

Gracias a la estrategia que se implementa, dijo, la capital del país ocupa el primer lugar a nivel nacional con el menor tiempo de detección de una columna de humo y atención.

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