“Nosotros queremos quedarnos en México y empezar una nueva vida. Si yo logro tener la residencia, me voy a traer a mi mamá, a mi mujer y a mis hijos a vivir en México”, afirmó Daniel Rodríguez, quien llegó a la Ciudad de México desde Cuba junto a tres amigos hace un mes, en busca de una nueva oportunidad de vida en la capital del país.
Así como Daniel, los migrantes que acuden a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) ubicada en la colonia Granjas San Antonio, en Iztapalapa, buscan regularizar su situación migratoria para quedarse en México.
“Aquí con tu salario usted trabaja honradamente y se puede vivir, no cómodo, pero se puede vivir bien. En Cuba, con tu trabajo y tu esfuerzo no te alcanza para nada, ni para comer”, expuso Daniel, quien se tituló de una ingeniería eléctrica en Cuba y consiguió trabajo en la Central de Abasto llenando y descargando camiones de mercancías.
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Daniel, Alexander y Fran llegaron a vivir con más compatriotas cubanos a Tultitlán, Estado de México. Explicaron que la principal motivación para salir de Cuba es la situación económica, ya que el salario de un profesionista en la isla no se compara con el de un trabajador de limpieza, taxista, diablero o albañil en México.
“Aquí con un sueldo se puede vivir como se debe. Uno descansa un domingo y se puede ir a un zoológico con la familia, al cine o a tomar unos tragos. Yo era electricista en Cuba y ganaba 3 mil 200 pesos, y un cartón de huevo llegó a costar 3 mil pesos, o sea que trabajaste un mes por un cartón de huevo”, enfatizó.
Arantza Antoine, venezolana, está en proceso de traer a sus hijos a vivir a México, lo cual es su prioridad tras los resultados de las elecciones presidenciales en su país.
“La situación allá es muy difícil y parece que se pondrá peor ahora que volvió a ganar [Nicolás] Maduro, por eso mi prioridad es traer a mis hijos lo antes posible y poder regularizarme aquí en México”.
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Ella llegó a la Ciudad en agosto del año pasado, su destino era Estados Unidos, pero luego de conocer a su actual pareja, de origen mexicano, optó por quedarse y vivir con él y su familia en el Estado de México.
“Yo en sí no puedo regresar nunca a Venezuela, tengo amenazas por protestar contra el gobierno. Yo estuve un tiempo en Colombia y hasta allá fueron a buscarme de Venezuela, y aquí en México es lo más cerca que puedo estar de mi país”, comentó Arantza.
Explicó que las posibilidades de conseguir asilo en Estados Unidos son muchísimo menores que en México, por lo que ella y muchos otros compatriotas han optado por quedarse.
“Para llegar a Estados Unidos son citas aleatorias, tanto te puede tomar medio año como dos años o nunca, y por eso muchas personas se desesperan y se cruzan de ilegales, pero para quedarse aquí en México es mucho más sencillo”.
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También mencionó que la situación económica en Estados Unidos no es lo que solía ser, ya que a pesar de los altos salarios, los precios han subido y la calidad de vida ha bajado considerablemente.
Dijo que en México el trato siempre ha sido cordial para ella de parte de los nacionales y que nunca ha sufrido discriminación o racismo.
Pero no para todos ha sido fácil adaptarse. Dieufel y su familia son de Haití, y explicaron que es complicado buscar trabajo o comprar cosas por la barrera del idioma. “En ningún lugar es fácil la situación, pero este país nos ha recibido con los brazos abiertos y queremos regresar ese favor, trabajando honestamente y viviendo en paz con la gente de aquí”, dijo Alexander.