El Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) halló que el impacto de los microsismos en el poniente de la Ciudad de México afecta más a estructuras pequeñas, por lo que suelen sentirse con mayor intensidad en estas viviendas y deben de contemplarse modificaciones en las construcciones.
Al obtener los primeros resultados de las investigaciones en torno a estos movimientos telúricos con epicentro local en la denominada falla Plateros-Mixcoac, se encontró “un área de oportunidad” para el Reglamento de las Construcciones vigente en la capital que deberá ser tomado en cuenta para vivienda de uno hasta tres pisos, señaló el doctor Leonardo Ramírez Guzmán, coordinador de Ingeniería Sismológica de dicho instituto.
“Ya está terminado [primera parte del estudio] y tiene que ver con la estimación de los niveles de movimiento para compararlos con el reglamento de la Ciudad de México, y ahí lo que estamos viendo en esa primera versión de la estimación, algo que ya se había detectado en los 90, que las estructuras más chaparritas, técnicamente de periodo corto, se ven muy afectadas y que el reglamento, algo que se conoce como el espectro de diseño y espectro de peligro uniforme, está un poquito debajo de lo que ya calculamos de sismicidad en la zona de Mixcoac y en los alrededores”, explicó en entrevista con EL UNIVERSAL.
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Leonardo Ramírez aseguró que en temas de reglamentación, las autoridades capitalinas tienen “un área de oportunidad”, ya que “el movimiento [microsismos] se percibe muy intenso en estructuras chaparritas, como viviendas de uno o dos niveles hasta tres niveles”.
“Esto afecta básicamente a vivienda diseñada con el reglamento, vivienda de uno, dos o tres niveles, y estructuras que sean sensibles (…). Lo que sugerimos es que se continúen con los estudios y que podamos afinar un poco más la estimación. Se propuso para este año, y esperemos que así prospere, la continuación de ese proyecto para que se proponga una forma del espectro de diseño y, además, se añada al sistema actual que opera en la Ciudad de México, un apéndice para que en esa zona en específico se diseñe con ciertas previsiones adicionales”, comentó.
Al ser consultado si con esto se deben evitar nuevas construcciones en la zona por donde corre la falla, el doctor del Instituto de Ingeniería de la UNAM señaló que los estudios no van encaminados en ese sentido, y proponerlo sería irresponsable, por lo que únicamente tiene que haber consideraciones en la reglamentación.
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“No estamos diciendo que no se construya, pero que se tome en cuenta para esas estructuras, tomar ciertas previsiones que aún no tenemos claro cuál será la recomendación final.
“Para nada estamos diciendo que no se construya, incurriríamos en una falta inclusive diciendo esto. Pero sí que el reglamento en ese espectro de diseño tiene área de oportunidad”, aseveró.
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Sismógrafos
Como parte de estos estudios en su primera etapa, comentó, se instalaron dos estaciones, una en Molinos y Periférico, mientras que la otra está en una universidad por la zona, con la que están empezando a recibir información en cuanto se registra un microsismo.
El investigador también refirió que de los 25 sismógrafos que tienen contemplado instalar, actualmente llevan 11, que ya les han dado información sobre estos movimientos telúricos, la cual se encuentra bajo procesamiento para tener una primera ecografía o, en términos generales, una tomografía del suelo.
Durante el balance de las investigaciones, el doctor Leonardo Ramírez confirmó que aún se encuentran trabajando con la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México (Sectei) para la adquisición de un instrumento conocido como “pata de elefante”, que pega en el suelo con una fuerza de 16 toneladas y lo hace de manera periódica para que, con información que se van a instalar en toda la zona, puedan ver cuál es la estructura de las fallas.
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A esta técnica se le conoce como “reflexión”, explicó, y podrá estarse realizando a finales de enero de 2025, cuando se haga la compra de este equipo tecnológico.
“Hoy ya tenemos mucho más claro, por ejemplo, el segmento que vimos, que es el que llamamos Plateros-Mixcoac, y que estaba sugerido, pero no confirmado, es en realidad parte de una falla más grande, que es la falla Mixcoac, que se cortaba justo antes de la zona que hemos estado discutiendo, que es donde está la grieta, y ya nos queda muy claro que es parte de esta gran falla, que corre hacia las sierras”, aseguró.
En septiembre pasado EL UNIVERSAL dio a conocer parte de estos trabajos que se realizan para saber más a detalle la estructura de la falla Plateros-Mixcoac y cómo estas impactan a las viviendas.
Monitoreo
El coordinador de Ingeniería Sismológica comentó que aunado a todos estos trabajos, se ha realizado un monitoreo con información satelital que les dejó ver que en la zona se ven desplazamientos cada vez que ocurre un temblor.
Cada 12 días se extrae la información satelital de la falla y con esto logran ver cuáles son los desplazamientos, es decir, si se hunde o se levanta la superficie de la tierra en dicha zona cuando ocurre un microsismo.
No sólo eso, en el procesamiento de la información, los especialistas hallaron una zona iluminada en las imágenes que hoy creen puede tratarse de un graben, es decir, una especie de canal donde se depositan materiales más suaves de dos fallas que se han inclinado en sentidos opuestos.
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Leonardo Ramírez subrayó, además, que continúan estudiando qué es lo que genera los microsismos en el poniente de la Ciudad, pero descartó que tenga relación con la extracción de agua en los pozos, así como las construcciones que se realizan.
Tan sólo durante la semana del 18 al 22 de noviembre se han registrado ocho microsismos en la Ciudad de México.
De acuerdo con los registros, cinco ocurrieron en la alcaldía Álvaro Obregón, dos más en Azcapotzalco y uno en Benito Juárez.
Con ello suman 89 microsismos en lo que va del año en la capital del país. Esto, de acuerdo con una revisión de los datos del Servicio Sismológico Nacional, en los registros del 1 de enero al 22 de noviembre de este año.
El movimiento más fuerte se registró el 20 de marzo en Mixquic y otro más el 14 de febrero en la alcaldía Álvaro Obregón.