Naucalpan, Méx.— Las flores y chocolates que han traído “Hugo me los manda desde el cielo, para decirme ‘mamá, no estás sola, estoy contigo para pedir justicia’”, afirma entre lágrimas Maureen Amaro Fernández antes de conocer que el presunto homicida de su hijo se entregó “por la presión que sintió”.
“Era mi cucurucho”, repite la madre que por cuatro días no durmió tras conocer que Hugo había sido asesinado en una fiesta en Jilotzingo donde vendían alcohol y drogas a menores de edad.
Al recibir flores, plantas, veladoras y chocolates que otras madres le llevaron al plantón que estableció en Periférico Norte, una de las vías más transitadas del país, señala que esos regalos “Hugo me los manda desde el cielo (...)”.
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Hija de padre mexicano y madre cubana, Maureen comenta: “Soy la cubana más mexicana que existe”, puesto que en este país ha vivido al menos tres décadas y aquí nacieron sus hijos Alejandro y Hugo.
Él era una gran deportista que llevaría a México a las finales de la Copa Mundial de futbol y también jugaba futbol americano, tanto con jóvenes de la exclusiva zona de Sayavedra como con los de El Molinito, donde se entrenaba y entregaba el corazón en cada juego, relata Maureen, quien luego de conocer la noticia de la detención del presunto homicida, afirma que se irá a casa a llorar y a despedir a Hugo.
En tanto, el médico internista Héctor Hugo Carbajal, padre del menor, recuerda a su hijo como “un estudiante destacado de primer año de preparatoria que se iba a Alemania a prepararse en futbol, fue líder de goleo —en torneos— de colegios particulares, se dedicaba exclusivamente al deporte”.