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Melisa, joven ligada por la procuraduría local al asesinato de Ingrid Alison, menor de 14 años que fue encontrada sin vida dentro de una maleta en las inmediaciones de Tlatelolco en noviembre pasado, burló a la justicia local, pero no pudo escapar de la delincuencia organizada.
Según lo asentado en la carpeta de investigación, a la joven de 22 años —quien fue ejecutada el viernes pasado— le quitaron la vida por una deuda de 20 mil pesos.
Presuntamente la víctima no le pagó a La Unión de Tepito esa cantidad que la organización le había dado en droga, pues ella, según testimonios recabados por la dependencia investigadora, se dedicaba al narcomenudeo en colonias como San Rafael, Santa María la Rivera, Guerrero y Morelos.
Una vez que los agentes de investigación corroboraron la identidad de Melisa, establecieron también que durante el mes y medio que la estuvieron buscando por el asesinato de la menor Ingrid Alison, siguió viviendo en la misma colonia y operando en toda la alcaldía Cuauhtémoc donde distribuía drogas a domicilio, cantinas y bares del sector Centro, hasta las inmediaciones del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en el Casco de Santo Tomás.
A decir de la investigación, una vez que su rostro empezó a circular en los medios como presunta feminicida, Melisa se ocultó con unos amigos en el Estado de México una semana y regresó a su negocio; aparentemente no tenía efectivo y fue entones que contrajo la deuda con La Unión de Tepito, quien le dio dosis equivalentes a 20 mil pesos.
No pagó y el viernes fue interceptada por un sicario a quien la procuraduría local identifica como El Tapón.
El testimonio del sobreviviente, Axel, reveló que el agresor le exigió el pago, después le dijo que ya no podía vender en la zona pues “había calentado la plaza” después que asesinara a Alison.
Melisa increpó al sicario. Le dijo que la deuda la iba a pagar “una vez que se repusiera” y que iba a seguir vendiendo porque era su territorio; después de eso retó al sicario a dispararle, quien, sin dudar, hizo cuatro detonaciones.
La mujer intentó correr, pero cayó mal herida. El Tapón le dio alcance y le disparó una vez más en la cabeza. Luego el gatillero escapó corriendo. Todo quedó grabado en las cámaras de seguridad del C5.