Niños, jóvenes, parejas, adultos y familias enteras abarrotaron todos los alrededores del primer cuadro de la Cuidad de México por un motivo: celebrar el Halloween y pedir calaverita por la celebración del Día de Muertos.

“¡Me encanta Halloween”, ¿me da mi calaverita?”, aborda a los paseantes un niño disfrazado de Chucky, el personaje de una película de terror. Su mamá lo acompañaba y en esta ocasión va ataviada de Merlina, otro personaje de una serie de televisión.

Sobre todo el Eje Central, se observaban personas disfrazadas. Los niños con su peculiar calabaza de plástico, visitaban cada negocio y abordaban a cualquier persona a su paso para pedir su calaverita.

Los comercios ubicados en la avenida Juárez y los de ropa que están sobre Madero, ya estaban listos para este día.

Los contenedores lucían repletos de dulces. Bastaba con que metieran la mano y se llevarán un bonche. “¡Dejen para los otros niños!, la idea es que alcance para todos”, dijo una empleada vestida espectacularmente de catrina.

Si bien los niños eran los más emocionados al recibir los dulces, los jóvenes no dejaron ir la oportunidad de caracterizarse de su anime favorito. Goku Naruto, Harry Potter. También algunos con la portada del libro Baldor.

“No pedimos calaverita, es más por el relajo porque nos encanta. Sólo esta noche podemos hacer eso y salir tranquilamente a las calles”, expuso Manuel, quien luego de tomarse la foto en la Megaofrenda de la plancha del Zócalo, se iría de fiesta junto con sus amigos, pues advirtió, es noche de brujas.

Sobre Madero y 5 de Mayo, unos jóvenes llamaron la atención, se disfrazaron con pasamontañas, armas de juguete y chalecos color verde militar, caminaban entre la gente. “Eso creo que no es divertido, el país no está como para ese tipo de cosas, pero en fin, cada quien”, dijo una pareja que iban de Caperucita y el Lobo Feroz.

Conforme la noche caía, los disfraces tomaban más fuerza. Destacaron aquellos que tenían luces, las caras pintadas con fosforescente o incluso los que estaban meticulosamente adornados con luces led.

“Nos tardamos como tres horas, pero él así lo quería”, dijo el papá de Julián, quien adornó su rostro con foquitos que simulaban un esqueleto dorado.

Ya en la plancha del Zócalo capitalino todo era verbena, se hacían filas para retratarse con las calacas, las catrinas y las figuras monumentales ahí expuestas, ya todo estaba listo para recibir a nuestros fieles difuntos este día. “Esta noche es fiesta, disfraz, pasar un rato bien y mañana (hoy) ya es más solemne, al estar con nuestros seres queridos que ya se adelantaron”, dijo Mariel, una visitante.

Los menos desconocían a detalle la festividad de muertos, ahora todo era fiesta y pedir dulces, “ahora salimos nosotros y ya mañana le toca a nuestros papás, venimos con varios amigos de la escuela y desde ahí nos disfrazamos. Sí pusimos altar y todo allá en la escuela y en la casa, pero ahora solo queremos pedir dulces”, cuenta de prisa Raciel de ocho años.

Ayer el festejo del Halloween y el Día de Muertos se fundió. Era una sola fiesta entre lo solemne y el desparpajo. Ayer era día de disfraces, de pedir calaverita, y el 1 y 2 de Noviembre para recordar a los difuntos.

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