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Mayo se posicionó como el mes más caluroso en lo que va del año, pues en promedio las temperaturas de los últimos días han oscilado entre los 29 grados centígrados.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (Sgrypc), los días 8, 14, 23 y 29 del mes rebasaron los 30 grados centígrados.
A pesar de que ya inició la temporada de lluvias, el ambiente caluroso prevaleció desde las primeras horas de estos días y se prolongó hasta las tardes.
En un comparativo con los meses anteriores, por ejemplo, en febrero y marzo la temperatura menor fue de 24 grados centígrados, mientras que la mayor no pasó los 29.
De marzo a abril se mostró un incremento progresivo, pues aun cuando el día más frío fue el 2 de abril con 24 grados, en los tres días posteriores subió hasta 28, aproximadamente.
Este fenómeno se juntó con decenas de incendios y las bajas velocidades de los vientos que provocaron una densa bruma grisácea sobre la Ciudad de México y como consiguiente, el decreto de una Contingencia Ambiental Extraordinaria.
En ese entonces, el Gobierno capitalino explicó que las temperaturas altas eran uno de los alicientes para los incendios continuos.
Según sus registros, en 2019 se han reportado 43 días con vientos menores a los 2 metros por segundo, 73 días con temperatura por encima del promedio, y 75 días con temperatura máxima mayor al promedio. Todos estos datos superan lo registrado en 2018.
En el rango. A pesar de las cifras de los últimos días, los registros de la Sgrypc muestran que a pesar de que mayo fue muy cálido, si se compara la misma temporada de años pasados, se mantiene con el mismo promedio de temperaturas.
En 2016 y 2017 se registraron las mismas variaciones meteorológicas, mientras que 2018 tuvo un descenso de temperatura de hasta 18 grados centígrados justamente en el mes de mayo.
Ante los golpes de calor recurrentes, la dependencia capitalina emitió diversas recomendaciones en redes sociales para evitarlos, como no exponerse al sol por mucho tiempo, beber abundantes líquidos, mantener ventilados el trabajo y el hogar.
Además de revisar que los alimentos estén en condiciones óptimas para su consumo, lavarse las manos y evitar comer en puestos callejeros.