Toluca, Méx.—El agente del Ministerio Público informaba a Oscar “N”, de que lo acusaban del feminicidio de Jessica y cuando mencionó la frase “las artes marciales deberían recuperar su origen, matar”, el imputado esbozó una sonrisa.

Este sábado, a las 11:00 de la mañana, Oscar ingresó a la sala 5 del juzgado en Almoloya de Juárez, vestido con pantalón negro tipo táctico y playera negra de manga larga, acompañado por un custodio. Se sentó en una banca de metal, detrás del área de seguridad que lo separa del resto del público y observó detenidamente a todos los asistentes, desde ahí sólo escuchó.

Con corte de cabello tipo militar —rapado a los lados y con una “moha” pequeña en medio—, se tomó la cara y se talló las manos en las piernas mientras hablaron el Ministerio Público, el juez y su abogada defensora durante la primera audiencia donde se le informó sobre el delito del que está acusado, que es el feminicidio de Jessica, de 23 años, quien era su novia, según los testimonios de José Carlos, hermano de la víctima, y Jaqueline la esposa de éste.

Será hasta el 10 de diciembre cuando un juez determine si es vinculado a proceso por este delito. Por el momento, la autoridad le imputó alguna acusación por los otros dos cuerpos de mujeres localizados en su casa.

El Ministerio Público de la Fiscalía de Justicia mexiquense relató que el 24 de noviembre Graciela y Antonio, padres de Jessica, acudieron a la escuela Isima, en Toluca para recoger a su hija, estudiante de Psicología, que salía a más tardar a las 21:00 horas todos los días; sin embargo, nunca llegó.

Esa misma noche pusieron una ficha por desaparición ante la fiscalía y le informaron a José Carlos que su hermana no aparecía, pues tampoco respondió el teléfono, aunque de camino a su casa, en San Mateo Atenco, Graciela recibió un mensaje: “Mamá, fui a una fiesta con Oscar, no te preocupes”.

Jaqueline fue quien recordó que la laptop de Jessica está enlazada con su teléfono y ahí encontraron las direcciones donde estuvo ese día, que fueron la escuela y la casa de Villas Santin, donde vive Oscar. Ella reveló que Jessica le confió que desde enero lo conoció y que era su novio. También le llamó a un amigo que va a la misma escuela, para confirmar si asistió a clases, éste confirma que la joven de 23 años no entró al aula.

Los familiares acudieron al Ministerio Público y presentaron capturas de pantalla de las direcciones que marca el celular y acompañados por autoridades judiciales fueron al domicilio donde entrevistaron al presunto feminicida. Ese jueves Oscar les dijo que estuvo con la joven por la tarde, porque ella le llamó por teléfono para decirle que quería verlo, la recogió en el Walmart de Villas Santin, tomaron un taxi que los dejó en el OXXO.

Según la relatoría del MP, en el lugar Jessica le pidió dinero prestado, compraron papas y pizza, caminaron hasta su casa. Él se metió a bañar y a las 15:00 horas la llevó al sitio de taxis en Hacienda Del Valle.

En esa entrevista, las autoridades le pidieron permiso de entrar a verificar que la joven no estaba ahí, pero él se rehúsa. Desde entonces toda la familia se quedó a hacer guardia afuera de la casa en la calle Ponciano Díaz 136 a bordo de una camioneta, tratando de rescatarla.

Durante el tiempo que vigilaron, Jaqueline y José Carlos la vieron dos veces a través de la ventana del segundo piso, e identificaron que Oscar la jaló. Fue la madrugada del 26 de octubre cuando la vieron por última vez con vida entre la 01:00 y las 03:00 horas de ese sábado.

El MP informó que la orden de cateo la obtuvieron el 29 de octubre, pero ingresaron al siguiente día, cuando localizaron a la joven en el baño sin vida y con rasgos de asfixia. También encontraron una manta dedicada a las artes marciales con la frase “las artes marciales deberían recuperar su origen, matar”. Oscar se acredita como aficionado al krav magá. El sábado en la audiencia, el juez le preguntó a Oscar si quería declarar, respondió: “quiero guardar silencio”.

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