Toluca, Méx.— Guadalupe Arzate tiene 26 años como mecánica eléctrica y también es mamá de tres jóvenes.
Dice que combinar ambas tareas ha sido sencillo, pues tiene el respaldo de su esposo y además considera que ha roto barreras, pues pudo darle el ejemplo a sus hijos e hijas, “porque una mujer puede ser lo que quiera, no hay límites”.
En el taller Servicio Eléctrico Carmona, ubicado en Toluca, solamente laboran hombres y en todo el Valle de Toluca hay apenas dos o tres mujeres especializadas como eléctricas.
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“Me especialicé en una escuela. Me dieron un certificado como mecánica, entrar a este sector fue complicado porque son la mayoría varones, además las mujeres no aceptaban que yo las atendiera. No conozco por aquí cerca o en el entorno a una mujer que se dedique a lo mismo, incluso en el instituto Isima, donde estudié solo fui yo, era la única mujer en todo el curso”, relata.
Guadalupe señala que su inquietud nació cuando se casó con su esposo, quien siempre se ha dedicado a la mecánica, lo que la motivó a inscribirse a un curso como técnico mecánico, pero ella opina que donde realmente aprendió fue en la práctica, trabajando.
“Me dio tiempo de hacer todo, a veces me desvelaba o tenía que dedicar la noche a las tareas, coser disfraces, la comida, mi quehacer, pero siempre estuve para mis hijos, nunca dejé la mecánica y ambas pasiones son mi vida”.
Destaca que para su satisfacción, sus hijos siempre estuvieron con ella, aprendieron también que hace falta valor para decidir enfrentar los comentarios, pues en su caso, incluso las mamás en el colegio, la veían mal por llevar alguna ropa de trabajo o las manos manchadas de aceite.
“Ahora soy abuelita, todos mis hijos ya son casados, tienen una carrera. Una de mis hijas es administradora y la otra abogada, yo estudié además una carrera de leyes y soy abogada, pero mi pasión está en el taller mecánico”.