Hugo López-Gatell, aspirante a coordinar los Comités de Defensa de la Transformación en la Ciudad de México, afirma que su misión en la contienda interna de Morena no será descarrilar ni fortalecer la candidatura de alguien más.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el exsubsecretario de Salud dice que escucha con respeto las críticas, aunque asegura que sus detractores son minoría.
Explica que se le ha querido dar la imagen de ogro, culpable y enemigo por el manejo de la pandemia de Covid-19. No obstante, “por cada persona que está enojada por cómo se manejó la pandemia, o está enojada con este gobierno, hay 300 a 500 personas que están agradecidas”.
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¿Cómo decidió participar en la contienda interna?
—Tenemos, personalmente, y el grupo de trabajo que me acompaña, un proceso de reflexión de muchas semanas, de meses. El origen lo podemos situar en la experiencia de trabajo de la pandemia de Covid-19, que representó un catalizador de ideas, actitudes y de la disposición de servir a la transformación más allá del campo técnico del que provengo, del mundo académico y científico, hacia otros temas más allá que la salud.
En 2020 dijo que no había cabida en la política para usted. ¿Qué cambió?
—Algunas personas lo notan casi como si hubiera sido una especie de juramento, de jamás haré esto. Creo que en la vida no hay la figura de jamás. ¿Por qué razón? Porque el mundo va cambiando, la realidad diaria a la que uno se enfrenta y uno mismo va cambiando. El proceso de gestión de la pandemia me fue involucrando cada vez más, no solamente en una diversidad mayor de temas. No sólo soy un médico clínico, es decir, mi profesión no es curar o atender a un paciente a la vez —lo fue en algún momento y lo hice con mucho gusto— soy un especialista en salud pública, en lo que me preparé, fue para atender a la sociedad en su conjunto. Metafóricamente es como si toda la población fuera el paciente de este especialista. Las decisiones que se necesitan tomar, la perspectiva de qué programas, qué políticas públicas, qué relaciones entre el gobierno y la sociedad son intrínsecamente políticas. Otra característica que tengo es una gran costumbre de buscar consensos; respeto la discrepancia, pero considero que se avanza mejor cuando de esa diversidad se hace un todo.
¿Qué opina de los otros tres perfiles que también aspiran a la coordinación?
—Les tengo respeto, no los conozco a profundidad. Los conozco por su trayectoria pública. No hay duda que la alcaldesa con licencia [Clara Brugada] es una mujer que ha entregado 30 años de su vida a las causas sociales, ha sido una funcionaria en su nivel muy local de alcaldía, eficiente, efectiva y ha contribuido a programas de esa naturaleza, locales y específicos de la realidad socioeconómica de Iztapalapa, que han sido muy benéficos. No necesariamente esa perspectiva se puede implantar en el resto de la Ciudad, tenemos otras realidades sociales, económicas y culturales que podrían requerir una perspectiva más amplia, más abarcadora.
Respecto a Omar García Harfuch, considero que fue un funcionario eficiente y efectivo en su trabajo, que de manera clara fue leal a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. Estoy seguro que hoy su planteamiento de que él pudiera ser competente para este encargo lo hace de buena voluntad.
De Mariana [Boy] no me expreso en detalle, porque a ella la conozco aún menos, pero también asumo que lo hace con buen corazón y buena voluntad.
¿Se ve ganándole a Omar García Harfuch o a Clara Brugada?
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—Me veo en la conciencia del pueblo, posicionándome como una persona que ha sido congruente a lo largo de toda su vida, con lo que dice, piensa y hace; una persona que piensa socialmente, en la justicia social; también como un individuo que tiene habilidades más allá de su campo profesional visible, como es la salud pública. He demostrado ser de utilidad para impulsar proyectos institucionales, incluido el momento más difícil que haya vivido el mundo en los últimos 100 años, la pandemia de Covid-19.
Salió una carta de académicos que mencionaba que su aspiración es un “disparate”...
—En toda la sociedad hay este tipo de minorías, efectivamente conozco esa carta, la leí con atención y respeto. Son seis académicos de una comunidad de cerca de, formalmente debe haber a nivel de alto desempeño cerca de 3 mil 500 personas, estos seis hacen una proporción —perdón mi sesgo, soy epidemiólogo— sumamente pequeña.
¿Cómo va el proceso interno de Morena?
—Va bien, se ha ido cumpliendo las fases en tiempo y forma. Cuando me refiero al Movimiento de Regeneración Nacional hablo del movimiento, no del partido, el partido es aparte, pero el movimiento es la fuerza de la gente, es la revolución de las conciencias y es esta convicción democrática que el pueblo de México y en particular de la Ciudad ha estado impulsando desde hace varias décadas. Esto lo digo porque es mi principal confianza, en la medida en que el pueblo haya incorporado esta convicción de que es el soberano, de que el pueblo decida en cualquier proceso de consulta política y toma las decisiones, esto nos va a acercar a eso con lo que yo simpatizo profundamente y con lo que estoy alineado, que es el ideario del presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿Declinaría por alguno de sus ahora contrincantes?
—No son necesariamente planes que se deban tomar anticipadamente, sería una gran simulación; de los cuatro que estamos ahí, no creo que sea el caso de ninguno, que pudieran estar con una misión de decir voy a armar una cobertura política y luego le doy el paso, si se hace eso es una gran simulación. Al pueblo hay que hablarle siempre con franqueza. No puedo hablar de qué papel están jugando las otras personas, pero en mi caso, no vengo con una misión para descarrilar a alguien o para fortalecer la candidatura de alguien, considero que, es más, cito lo que me dijo Claudia Sheinbaum. El día que hablé con ella me alentó a participar. Me dijo: “Si tú ganas en un proceso transparente, me dará mucho gusto, trabajaremos juntos”.
Se habla de que el presidente López Obrador y Claudia Sheinbaum tienen a sus favoritos, ¿es así?
—Es parte del color y del sabor de la dinámica política y de opiniones (...) Me llaman la atención dos cosas, se dijo que yo era el favorito del Presidente y que yo había sido enviado por él como el bueno, el casi tapado. He relatado lo que viví en Palacio Nacional, en la oficina del Presidente, en repetidas ocasiones, cuando este proceso se fue madurando. Una de las cosas que me dijo el Presidente —eso me llena de orgullo— fue: “Me da mucho gusto que un cuadro como tú, que es un excelente cuadro, con una fuerte preparación técnica, honesto, comprometido con la justicia social, participe”. Pero también mi convicción ha sido y seguirá siendo siempre, que no voy a cargar los dados, no voy a desbalancear el proceso. Lo mismo pienso del caso de Omar García Harfuch y la doctora Sheinbaum.
¿Qué características tiene Hugo López-Gatell que no tengan sus otros tres contrincantes?
—No me compararía, y no porque dude de mis capacidades, me siento muy satisfecho de ellas, soy autocrítico y dicho sea de paso es parte de mis características, continuamente analizo mi persona para saber si voy bien o voy mal, de acuerdo con mi brújula que es mi ética, pero evitaría compararme porque si lo hago estaría implícita o explícitamente juzgando a mis compañeros y no los conozco suficiente ni creo que sea saludable hacerlo.