Aquí hay 21 perros que comparten el mismo pasado : estuvieron a unos cuantos minutos de morir sobre las vías del Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México , atropellados o electrocutados, sin que nadie supiera nada de ellos, ni de su personalidad, ni de sus gustos.
Pero un día despertaron y se encontraron juntos en un lugar que pareciera sacado de los sueños perrunos más fantásticos, lleno de murales hechos especialmente para ellos.
Al último que llegó todos lo conocerán como Río, pues fue salvado de la estación Río de los Remedios; seguro se hará amigo de Tenca (de Tlaltenco), de Rey (Los Reyes La Paz) y de Villano (Villas de Aragón).
Hay todo para estar cómodo y sin preocupaciones: médico veterinaria, agua fresca, croquetas crujientes, juguetes de todo tipo y, porsupuesto, mucho espacio para correr y ser paseado.
Y como todo eso también cansa, hay dormitorios bastante amplios como para seguir echando relajo, con casas hechas de madera que, por su naturaleza termorreguladora, cancelan el frío y el calor.
Foto: Javier Ramírez / EL UNIVERSAL
Así como ellos, otros 347 lomitos también disfrutaron de todo esto, de 3 mil metros cuadrados que bien podrían llamarse “Perrilandia” , pero la diferencia es que ellos ya viven en un lugar todavía mejor, el cual es la misión de este lugar: el corazón de una familia que los adoptó.
El Centro de Transferencia Canina del Metro , llamado así desde el 2017, cumplió 4 años este domingo y en todo ese tiempo ha albergado a 368 perros, rescatados de las vías de las 195 estaciones del STC.
En entrevista para esta casa editorial, el responsable de este sitio, Irving Camacho , quien además es Subgerente de Almacenes y Control de Bienes del Metro, detalló que 321 peludos han sido adoptados y 23 fueron reconocidos por sus dueños.
“Tenemos un centro de monitoreo que es por el cual nos damos cuenta de que un perro ingresó a las vías, se le avisa a Protección Civil, que tiene ubicaciones en varias estaciones del sistema, y ellos activan un protocolo de rescate que desarrollamos previo”, explicó.
Una vez que son rescatados, son trasladados al CTC donde entran en un proceso de cuarentena, en el cual se desparasitan y se ponen en observación, para identificar lesiones y su carácter.
Foto: Javier Ramírez / EL UNIVERSAL
Pasado ese tiempo, son esterilizados, vacunados, y cuando están listos porque recuperaron el ánimo, se ponen en adopción.
“El primer requisito para adoptar a uno es el compromiso, y se hace un seguimiento para tener la certeza de que los perritos están en buenas manos”, enfatiza Camacho. “El mensaje que le doy a la ciudadanía es no compre, que adopte”.
El CTC se sustenta de donaciones, por lo que la ciudadanía puede apoyar, si es que lo desea, con croquetas, juguetes y correas, así como insumos médicos como jeringas, algodón, alcohol, gasas, vendas, entre otros.
Cualquiera que esté interesado puede visitar el CTC, ubicado frente al Colegio de Bachilleres Número 1 de la estación del Metrobús.
“Aquí cada que llega un perro recibe una gran oportunidad, para tener una familia que lo quiera adoptar y un nuevo entorno de vida”, Irving Camacho.
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