Tlalnepantla, Méx.— “Le quité la piel del rostro porque estaba muy guapa”, fue una de las frases con las que Andrés “M” habría justificado ante el Ministerio Público el porqué después de matarla, destazó a Reyna, además de afirmar que enterró a otras cuatro mujeres en su casa ubicada en Lomas de San Miguel, en Atizapán de Zaragoza.
Fue carnicero, por lo que sabía cómo cortar, diseccionar y separar cada parte del cuerpo de sus víctimas, sin romper los huesos. Estos fueron algunos de los testimonios descritos en la audiencia de vinculación a proceso a El Chino, como llamaban sus vecinos al adulto mayor de 72 años, el presunto feminicida serial.
Luego de cortar y filetear a su última víctima, Andrés “M” repartió en dos cubetas de 19 litros los intestinos, corazón y otras vísceras, así como los pechos, genitales, piernas, brazos y manos de una mujer de 34 años, de acuerdo con la declaración inicial que rindió ante el Ministerio Público, en la que estuvo acompañado de su abogada y donde el juez decidió vincularlo a proceso por el delito de feminicidio.
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Roció sal a la carne porque había muchas moscas y parte de la piel desprendida y más trozos, los colgó en un tendedero, junto con la ropa de la víctima, relató el Ministerio Público (MP) en la audiencia celebrada en los juzgados de Control, Juicio Oral y Ejecución de Sentencias del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México en Barrientos, frente al penal donde permanecerá Andrés “M” durante el proceso.
Los restos humanos de esta víctima aún son analizados por peritos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), quienes encontraron en el lugar varios cuchillos cebolleros de 29 y 11 centímetros de largo, seguetas, machetes, una carretilla, así como una cámara de video en la que, afirmó, grabó a sus víctimas.
Conservó pertenencias
En la audiencia, el hombre admitió haber conservado objetos de otras cuatro víctimas, como sus credenciales de elector, cosméticos, zapatos e identificaciones, como las credenciales de Flor Nínive Vizcaíno Mejía, quien desapareció el 16 de octubre de 2016; Rubicela Gallegos Castillo, de 32 años, reportada desaparecida el 27 de julio de 2019, y Berenice Sánchez Olvera, cuya ausencia fue notificada el 7 de abril de 2012 y por quienes hay alertas de búsqueda en el Estado y la Ciudad de México.
En tanto que Norma Jiménez Olvera, quien habría sido la primera víctima de este grupo que El Chino afirmó haber sepultado en su cocina hace 20 años.
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El presunto feminicida serial relató al Ministerio Público que se trataba de mujeres que conoció en bares y antros de Tlalnepantla, a las que pagó por tener sexo con ellas; no obstante, hay testimonios de familiares que señalan que eran personas trabajadoras, al menos una de ellas, Rubicela, era repartidora de Uber Eats, cuya motocicleta apareció pero no la joven, quien dejó huérfano a un niño de cinco años, afirmó el padre de la víctima.
Usó su casa como cementerio
Andrés “M” es un hombre soltero de 72 años que llegó a vivir hace 40 años a la casa que construyó en el número 22 de la calle Margaritas en la colonia Lomas de San Miguel, donde es propietario de una vecindad en la que rentaba en 900 pesos mensuales cada una de sus dos viviendas y un local que era el consultorio de un médico, de acuerdo con datos que dio a conocer el MP.
El Chino vivía solo en una tercer vivienda de dos cuartos que tenía una fosa séptica, la cual usaba de sótano. Fue en el piso de su cocina donde, confesó, sepultó a Norma, luego de presuntamente tener sexo con ella.
Lo mismo habría sucedido con las otras tres víctimas, por lo que peritos de la fiscalía mexiquense expertos en medicina y antropología forense mantienen trabajos de excavación en el domicilio.
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Luego de analizar elementos de prueba y las declaraciones del Ministerio Público, peritos y del propio Andrés “M”, el juez de control lo vinculó a proceso por su presunta participación en el delito de feminicidio y fijó un plazo de tres meses para realizar la investigación de este caso.