Toluca, Méx.— En la laguna de San Pablo Autopan, en Toluca, también se resienten los estragos de la sequía.
Lo que antes era considerado un refugio de patos y garzas, un sitio donde los agricultores de maíz captaban agua de lluvia que después era utilizada en la siembra, desde hace un año se convirtió en un río de basura y un cementerio de llantas abandonadas del que emana olor a podrido, en parte por el estiaje y el descuido de la población, coincidieron los habitantes.
Es una de las regiones más pobladas y pobres de la capital mexiquense, donde la laguna servía incluso como un sitio para acudir en familia; sin embargo, a raíz de la falta de lluvias el panorama es desalentador, la basura prevalece y destaca el suelo árido, del que intentan alimentarse las aves que arriban a la zona.
De acuerdo con los pobladores, en este sitio desembocaba también el río Tejalpa, que arrastra agua del Nevado de Toluca.
De acuerdo con el organismo de Agua y Alcantarillado de la capital mexiquense, del líquido que se consume 27% proviene del Sistema Cutzamala, mientras que 73% de 92 pozos a cargo de las delegaciones, pero el crecimiento urbano descontrolado ha provocado una creciente demanda de servicios públicos, entre ellos el agua.
Hasta 2010, las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) arrojan que 3 mil 357 viviendas de San Pablo Autopan no tienen servicio de agua entubada, es la mitad de la gente que no cuenta con el servicio en la capital mexiquense, es por ello que en la parte norte de Toluca, donde se ubica la laguna contaminada, los pobladores cuidaron de este tipo de cuerpos de agua con la finalidad de continuar su actividad, que no solamente les permite salir a vender sus productos sino alimentarse, porque la mayoría siembra para el autoconsumo.
Los habitantes recordaron que en años anteriores reducía hasta 40% el nivel del agua en temporada de estiaje, pero se recuperaba con las lluvias y al lugar llegaban patos canadienses, garzas y diversas especies de aves; sin embargo, desde hace más de tres años no se ha recuperado, siendo 2020 el más duro, pues “no llovió por nada”.
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Los pobladores admitieron que en gran parte el descuido de la gente abonó a las condiciones actuales del cuerpo de agua, donde destaca una especie de río de pet, botellas de agua, de refresco y bolsas de frituras, de las que las aves tratan de sacar alimento.
Las llantas son la primera imagen que se observa en este lugar, donde el piso erosionado permite avanzar por donde antes había agua cristalina.
Si bien este sitio era importante para los vecinos de la zona norte de Toluca, la mayoría reconoció que ya no tiene remedio, por lo que prefieren que se seque por completo, pues aseguraron que además ha servido para arrojar cadáveres.