Bajar del poblado de Topilejo hacia la zona centro de la alcaldía Tlalpan o subir en hora pico es un martirio. Son poco más de 10 kilómetros desde esa zona hasta los alrededores del Estadio Azteca, de donde los habitantes toman el Metro, el Tren Ligero u otro transporte público para moverse a otro lado. Esos 10 kilómetros se convierten en dos horas de viaje.
Para movilizarse, uno de los sistemas de transporte público más usado es el de la Ruta 70, con unidades viejas. Uno de esos vehículos volcó la semana pasada y dejó más de 20 lesionados y ocho están en el hospital.
“Son un mal necesario, no tenemos otra manera de salir de Topilejo, de San Pedro o de Parres. Vemos y nos da coraje de que meten Cablebús y Trolebús en todas partes, menos en toda esta zona”, dice Joaquín, un joven estudiante que todos los días se sube con miedo a esa ruta.
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Luego del accidente, los camiones de esa ruta no pasan, pues las autoridades de la Secretaría de Movilidad decidieron suspender el servicio y analizan la continuidad de la concesión.
La dependencia capitalina detalló que este servicio se ofrecerá por 45 días y que irá del Paradero Estadio Azteca al Pueblo Santo Tomás Ajusco (por Filomeno González-San Juan Bautista-El Conejo).
La Semovi precisó que serán 15 unidades, pero no son suficientes.
“Ahora entendemos el accidente y es una pena, pero ahora nos afectan a todos, llevo 20 minutos esperando el RTP y aún no llega, si a eso le sumamos el viaje, ya no llegué a tiempo al trabajo”, comenta Raúl, empleado de limpieza de una empresa ubicada por la estación del Metro Portales.
Las unidades de la Ruta 70, según cuentan los usuarios, están sucias, son viejas y no hay un orden ni control en los choferes. “Siempre andan corriendo, peleando el pasaje, invadiendo carriles, creen que traen vacas y no gente. Toman las bajadas muy rápido y siempre hay accidentes, sólo que ahora este fue más escandaloso, pero en la semana dos o tres veces chocan, porque manejan como locos, pero qué hacemos, nos tenemos que aguantar”, afirma Mariana, otra de las usuarias.
La necesidad de utilizar la Ruta 70 ha obligado a las miles de personas que viven en los pueblos originarios de Tlalpan a soportar desde malos tratos hasta lo que consideran “un alto costo” por el servicio que dan. “La verdad es que todos los que vivimos por allá no tenemos opción, no hay ruta, es eso o irse en moto, pedir aventón o en auto propio, porque luego ni los taxis ni los Uber suben hasta aquel lugar ya de noche y, además, todo es caro.
“Un taxi te cobra 200 pesos después de las siete de la tarde, un Uber, 250 pesos. El camión en la noche cobra 25 pesos y a esa hora todo va lleno, hay que esperar más de media hora en lo que llega el camión y a eso le sumas el miedo a que te acosen, a que te roben o, como pasó apenas, a que choque el camión”, explica Daniela. Con información de Omar Díaz