En la Ciudad de México, el independiente creció hasta 50% durante la pandemia de Covid-19 y los contextos han sido desiguales entre las mujeres que se dedican a este oficio.

No sólo tienen que sortear la presión de autoridades y grupos delictivos en la capital para poder laborar. La precarización también ha golpeado el trabajo sexual independiente con el paso de la emergencia sanitaria. Los contextos se volvieron desiguales para las mujeres que promocionan su trabajo a través de redes sociales y no siempre se ven beneficiadas en materia económica, señalan.

Activistas y asociaciones civiles que protegen los derechos de las trabajadoras, consultadas por EL UNIVERSAL, coinciden en que algunas de las mujeres dedicadas a este oficio obtienen mayores ingresos, mientras que otras apenas ganan lo justo para sobrevivir.

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No sólo eso, mujeres adultas recurrieron o bien tuvieron que regresar a este trabajo por falta de empleo, lo que las vulneró, pues se ven obligadas a aceptar ingresos bajos debido a su edad.

“Hay dos tipos de trabajadores sexuales independientes. Las primeras son estas chicas que se meten al trabajo sexual por falta de trabajo o ‘N’ cantidad de situaciones, pero que sí saben utilizar un teléfono inteligente y acceso a internet y redes sociales. [Ellas] en pandemia pudieron seguir ejerciendo [el sexoservicio].

“Y está la otra parte que es el 50%-60% de las trabajadoras sexuales [independientes], que no cuentan a veces con un teléfono celular, en caso de que lo tengan, son análogos, y no tiene redes sociales”, explica una de las activistas entrevistadas por EL UNIVERSAL, quien por cuestiones de seguridad pidió resguardar su identidad.

“Regresaron personas grandes, pues son más violentadas por las más jóvenes y los clientes. No sé, si antes te cobraban 500 pesos, ahorita llega un cliente y dice: nada más tengo 50, porque estás vieja, aguada… y ellas tienen que ir por esos 50 [pesos], porque si no, no comen. La pandemia vino a precarizar más el trabajo sexual, hundirlo muchísimo más”, subraya.

El trabajo sexual independiente tiene muchas ramas, explica la activista, y depende de cómo se muevan las mujeres. Algunas de ellas lo desempeñan a través de redes sociales o plataformas en línea, pues lo consideran relativamente seguro, ya que ellas pueden poner sus condiciones. Otras en calles donde se exponen a todo tipo de agresiones.

También comenta que implica lo físico y otras habilidades, como saber idiomas; incluso hay trabajadoras sexuales que vienen de familias acomodadas en la Ciudad de México u otras partes del país, y pueden moverse en otras esferas sociales.

Sin embargo, la mayoría de las trabajadoras sexuales independientes no pasan por un buen momento.

Con la apertura de las actividades tras el paso del Covid-19, se catapultó —aún más— el estigma social hacia su oficio, el cual se ha convertido en una de las principales violencias que enfrentan.

Grupos delictivos

Para Victoria Sámano, quien ejerce el trabajo sexual a través de plataformas y forma parte del colectivo Lleca, las mujeres corren menos riesgos en redes sociales que en la calle, en donde están expuestas a la violencia, trata de personas y presión de grupos delictivos locales.

“Como colectivo hemos observado las zonas en donde se sabe que hay trata de personas… la zona donde sabemos hay incidencia es en los alrededores de la alcaldía Cuauhtémoc o en donde está el PRI, a un costado, las mujeres que están ahí tienen su padrote. Normalmente estas personas, estas mujeres, siempre están siendo observadas.

“Hemos escuchado historias en donde se suben al carro del cliente y el padrote o quien las esté cuidando, las acompaña a los hoteles para que ‘ellas puedan estar seguras’ o quizá [para que] no puedan escapar”, señala.

Victoria dice que con la pandemia de Covid-19 incrementaron las mujeres que recurrieron al trabajo sexual independiente para obtener un ingreso económico, por necesidad, pues “no se requiere de tantos requisitos como en un trabajo [formal]”.

Otras fuentes consultadas señalaron que La Unión Tepito es el principal grupo que realiza estos actos delictivos en contra de las trabajadoras sexuales.

EL UNIVERSAL dio a conocer que las autoridades capitalinas identificaron la incursión de organizaciones criminales como La Unión Tepito y el Cártel de Tláhuac en la trata de personas que tiene como origen el estado de Tlaxcala, no sólo en las calles, sino a través de cuentas de redes sociales como Twitter, Facebook, Tinder, Telegram y plataformas como OnlyFans, donde “promocionan” a víctimas que se encuentran bajo el yugo de estos grupos a fin de prostituirlas.

No sólo eso, algunas de las mujeres que deciden dedicarse al trabajo sexual de manera independiente también se han visto cooptadas por La Unión Tepito, principalmente, pues se ven obligadas a dar un porcentaje de su trabajo para evitar que les hagan daño.

Irene Valdivia fue trabajadora sexual tanto en Morelos como en la Ciudad de México; dice que hacer este trabajo en las calles lleva a algunas mujeres a ser cooptadas por el crimen organizado.

“Se presta mucho en temas municipales a pagar al crimen organizado, al narco, a la policía, para que te protejan”, refiere, y asegura que el trabajo independiente en zonas controladas por el narcotráfico es de alta peligrosidad para las mujeres.

Sin disposición para mejoras

Victoria Sámano comenta que aún falta mucho para ver mejoras y el reconocimiento mismo del trabajo sexual como una labor que debe tener derechos.

“No se nos ha escuchado para que ellas y ellos puedan decir cuáles son sus problemáticas. Con la iniciativa de María Clemente [diputada federal por Morena] ni siquiera se busca reconocer el trabajo sexual, sólo regularlo y aparte está criminalizando a las personas que viven con VIH. Surgieron otras voces como la de Teresa Castell [diputada federal del PAN], pero se conduce bajo otra perspectiva, una perspectiva conservadora que no sería conveniente para esta población”, lamenta.

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