El enojo de los ambulantes por no poder trabajar en las calles del Centro Histórico se vuelve notorio, aguerrido y cínico. Frente a policías y trabajadores del gobierno de la Ciudad de México, sin importar que estén en contra esquina o a unos metros, ellos colocan sobre la vía pública su mercancía, gritan, ofertan a los visitantes.

Es una disputa por las calles del primer cuadro de la capital, que no sólo suma a comerciantes, también a músicos y personas que buscan ganarse la vida en tiempos de Covid-19, aunque también hay calles cerradas por los plantones de comunidades indígenas, quienes también venden diferentes cosas.

Este plantón sobre avenida Pino Suárez se volvió una zona de comercio, con sombrillas para las señoras que venden elotes, esquites o tlayudas. Las vallas metálicas colocadas por la policía para desviar el flujo vehicular, debido al plantón, se volvieron un tendero para la mercancía.

Sobre la calle Venustiano Carranza, a un costado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la vendimia no sólo congregó a cientos de personas, como todos los días, sino que los llevó a no respetar las medidas de sana distancia, se pudo observar durante un recorrido de EL UNIVERSAL por la zona.

Elementos de la policía capitalina estacionaron sus unidades en dicha calle, únicamente para dirigir a las personas por los accesos permitidos.

Un agente comentó: “No entienden, ya saben que aquí no se pueden poner, y míralos, esos locales se supone que no pueden abrir”, mientras señalaba unos puestos.

Metros más adelante, sobre Correo Mayor, los comerciantes gritaban que a ellos no les pasaría lo mismo que le ocurrió a Lady Tacos de Canasta.

“Aquí no nos pasa lo Lady Tacos de Canasta”, y al preguntarle qué pensaba sobre la actuación de las autoridades en el retiro de mercancía, el sujeto refirió: “Eso fue problema de ella”.

Como medidas, los comerciantes ambulantes a cada momento tienen que ir monitoreando al personal del gobierno capitalino, para en caso de ver el inicio de algún operativo, puedan levantar sus mercancías.

El primer cuadro de la Ciudad también es para los mariachis provenientes de la alcaldía Xochimilco; se instalan sobre la calle de San Jerónimo esquina con Pino Suárez para pedir una moneda a las personas, mientras entonan canciones tradicionales y deleitan a los visitantes.

Juan Manuel, uno de los músicos, comentó que la falta de trabajo por la contingencia sanitaria los llevó hasta el Centro para pedir dinero, y “gracias a Dios la gente sí responde.

“Policías capitalinos nos han dicho que nos quitemos, que no podemos estar aquí, pero no les hacemos caso, somos libres, en realidad todos necesitamos trabajar, ver de dónde podemos sacar para que coma nuestra familia, por eso todos estamos aquí”, manifestó el músico.

Dijo que hay días en los que sacan 300 pesos que deben dividir entre los 10 integrantes del grupo de mariachis.

En el recorrido se pudo constatar que todo el Centro Histórico, es de los comerciantes ambulantes, sin que las autoridades puedan hacer algo.

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