“Hemos llegado a la Ciudad contemporánea. La línea divisoria del medio siglo XX está junto a nosotros. La Ciudad de México se extiende de una punta a otra hasta en 20 kilómetros, y aunque esto lo sepamos midiendo en un plano, nuestra vida dentro de la Ciudad lo ignora.
Ya por el sur hemos topado con el Pedregal de San Ángel; por el norte algo nos falta para llegar a Tenayuca, y junto al Chiquihuite; por el occidente un paso más y estaremos, si es que no lo estamos, dentro del Estado de México; en el oriente nos hemos contenido ante los restos del antiguo lago texcocano.
De tanta extensión y ensanchamiento, tal parece que hemos perdido la noción del espacio, y que huimos unos de otros buscando febrilmente el borde, el límite urbano para echarnos al campo sin medir las consecuencias y eludiendo con ello nuestros radicales problemas.
La Ciudad de México vive desde principios de siglo hasta la fecha, después de sus primeros y grandes ensanches y su transformación material indubitable, un decisivo fenómeno de concentración de población cada vez más intenso. La urbanización de la vida se acelera mundialmente y México no deja de participar en este hecho”. Fragmento extraído de “La Ciudad Actual”, publicado en la Revista “México en el Arte” de 1949.