Metepec, Méx.— Desde hace 50 años, los niños de la escuela primaria Adolfo López Mateos en Metepec viajan en carreta, un transporte jalado por Tecate, Chocolate, Cadete, Victoria y Príncipe, cinco caballos de don Mario López Escalante, una escena que contrasta con la modernidad que distingue a este Pueblo Mágico.
A las siete de la mañana inicia su recorrido que concluirá luego de recoger a todos sus niños de la escuela y dejarlos en los barrios aledaños al centro. Para los padres y los niños, es ideal, lo consideran la modalidad más segura para que los niños vayan y vengan de clases, sin temor a un asalto, violencia o bullying.
Mario López Escalante oferta el servicio de martes a viernes, desde la cabecera municipal hasta la colonia Álvaro Obregón. A bordo de su carreta con una cubierta plástica y una cabina, don Mario se protege del sol y le permite realizar los viajes diarios, pese a las constantes quejas que han establecido algunas personas ante la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa) por considerar el trabajo diario como maltrato contra los equinos.
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Don Mario es un señor amable, bonachón, así lo describen las señoras, quienes son 70% de sus usuarios; a él le confían a sus hijos por la mañana y por la tarde, sin dudarlo le llaman cuando uno de sus hijos saldrá más tarde o para preguntarle si ya subió a alguno de ellos al transporte.
“Le confiamos ciegamente la seguridad del trayecto de nuestros hijos, nunca les ha pasado nada, jamás llegan tarde, es muy amable y una gran persona”, dice Carmela, una de las pasajeras.
A bordo de la carreta sólo se escuchan risas y juegos, los niños hacen las veces de equilibristas, porque es necesaria la destreza para no caer de los casi dos metros que los separa del piso, y es que no ayudan las condiciones del pavimento para que la carreta ruede sin contratiempos, aunque también es divertido —según los niños—, ponerle un poco de emoción al recorrido.
Metepec es uno de los pueblos mágicos del Estado de México desde 2012, en sus inmediaciones habitan cerca de 220 mil personas, y si bien la mayoría de su población es de un nivel económico medio y en algunas zonas, pobre, en el centro urbano se han asentado grandes fraccionamientos de alto poder adquisitivo, convirtiendo la zona como uno de los más caros. Aun así, don Mario y su familia han luchado “contra todo”, logrando preservar una tradición que les permite llevar ingresos a casa.
No tener piernas no ha sido un impedimento para recorrer los barrios de San Miguel del Hueso, San Lorenzo Coacalco, San Miguel Totocuitlapilco y sus alrededores, por sólo siete pesos, incluso algunos turistas pueden disfrutar de un viaje al aire libre y trasladarse en corto tiempo de un punto a otro, pues en camión tardarían entre 30 y 40 minutos, dependiendo de la espera del autobús.
No son caballos pura sangre, pero los amamos
Esta carreta improvisada se ha ganado el reconocimiento de la gente que hace dos años, durante la pandemia, prácticamente perdió a todos sus clientes y además fueron denunciados ante autoridades estatales y federales por presuntamente lastimar a los caballos, pues consideraron que su forma de trabajo es maltrato.
Para don Mario fue un momento difícil, lo fueron a investigar diversas dependencias, aunque la defensa de la gente, que incluso comenzó a contratarlo para otro tipo de viajes y el llamado que hicieron a la autoridad para que los dejaran trabajar, los salvó de desaparecer.
Hace unas décadas, recuerda, había más carretas y su mayor demanda de usuarios era los lunes, el único día que se instala el mercado sobre ruedas o tianguis, y entonces eran las mujeres quienes tomaban las carretas como opción para trasladarse, subían sus pesadas bolsas de mandado y viajaban seguras.
Ahora sólo subsiste la carreta escolar de don Mario y sus hijos, y quienes aprendieron a trabajar de su padre, por lo que espera que siga la tradición con sus hijos.
El señor reconoció que aunque muchas veces le han prometido ayuda, la realidad es que nunca ha llegado, por lo que con las ganancias también debe adquirir alimento, vitaminas y dar atención a los animales.
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