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Toluca, Méx.— Araceli Martínez tuvo que reconocer el cuerpo de su hijo Víctor Manuel, que fue encontrado en un canal de aguas negras en San Pablo Autopan, en el municipio de Toluca, tras cinco días de haber reportado ante las autoridades su desaparición.
La mañana del jueves, cuando la madre del adolescente de 16 años se disponía a salir en una jornada de búsqueda, donde sus otros tres hijos, amigos, familiares la acompañaron en diversos puntos de la delegación. En ese momento, la señora sólo pedía ver a su hijo a salvo.
“Que yo sepa, no tenía problemas con nadie. No sabemos que alguien lo haya amenazado o que haya participado en un problema”, expuso.
Sin embargo, luego de la célula de búsqueda caminó por los terrenos ejidales cercanos, trepó el cerro del Perico con la esperanza de encontrarlo vivo, después del mediodía, dos de los jóvenes que participaban en el rastreo hallaron el cadáver de un hombre flotando en el canal, a tan sólo unos metros de la casa de Víctor.
Araceli sólo abrazada a sus hijas y dijo que únicamente quería que terminara la “pesadilla de haberlo recibido sin vida”.
Es la segunda ocasión que en el Valle de Toluca, en dos semanas, se conforma una célula de búsqueda en la que participan familiares de los desaparecidos, vecinos, amigos y se unen otras personas que también están a la espera de localizar a un familiar.
De acuerdo con datos de la Fiscalía General de Justicia mexiquense, hasta el 4 de febrero han recibido 594 reportes de desaparición, de los que 285 son mujeres y 309 hombres, de los que han sido localizados sin vida 13 hombres y tres mujeres, así como 263 hallados vivos.
Al sitio llegaron policías municipales de Toluca, quienes acordonaron el área, mientras que personal de bomberos y Protección Civil realizó los trabajos del rescate del cuerpo, además de esperar la llegada de los agentes de la Fiscalía de Justicia estatal, así como el Servicio Médico Forense (Semefo).
Junto a los cordones de seguridad se apostaron los familiares de Víctor, muchos de los vecinos del poblado fueron llegando en una especie de goteo que terminó agrupando a todos los observadores en un mismo sitio, la mayoría con la ficha de Odisea impresa, cosida o engrapada a la espalda.
La última vez que fue visto con vida Víctor fue el 5 de febrero, cuando avisó que saldría de fiesta, como cada fin de semana.