Julia Álvarez Icaza, quien fue designada como próxima titular de la por la jefa de Gobierno electa, Clara Brugada, afirma que aportará una visión joven y fresca en el encargo que desempeñará, además de que las principales problemáticas medioambientales de la Ciudad de México —como son la calidad del aire, asentamientos irregulares y la tala ilegal— se atenderán con un enfoque integral y metropolitano.

En entrevista con EL UNIVERSAL, señala que no se debe llegar y cortar a “rajatabla” lo que se hizo en la administración actual y volver a empezar de cero, ya que hay algunos programas que para que tengan resultados deben ser transexenales; por ello, adelanta que primero se está realizando un diagnóstico “serio y responsable” del estado actual de la dependencia, así como los retos a enfrentar y programas que han funcionado.

Álvarez Icaza señala que entre los asuntos que priorizará la próxima gestión estarán la calidad del aire, un tema que se abordará con el Estado de México, así como el bosque de agua, localizado principalmente en el sur de la capital, en colindancia con Morelos y parte del Estado de México y que conlleva un reto de suma importancia en el que ha demostrado interés la próxima jefa de Gobierno: la tala ilegal.

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Por otro lado, destaca que a Clara Brugada le importa mucho el agua, por lo que reiteró el compromiso que hizo la próxima mandataria en campaña sobre duplicar la instalación de sistemas de captación de agua de lluvia.

“Un sello particular de este gobierno por la coyuntura en la que estamos y por el enfoque que está proponiendo Clara para la resolución de los conflictos, por un lado, es una visión integral y transversal de los problemas, siempre nos ha insistido mucho en que el género es transversal, el medio ambiente es transversal, el bienestar es transversal, no podemos entender como cajones separados los temas; eso, por un lado, pero, por otro, y es una visión que va a caracterizar toda la gestión de su gobierno, y particularmente a la de medio ambiente que es vital, es el tema metropolitano de la resolución de los conflictos”, indica.

Cuestionada acerca de qué la motivó a aceptar el encargo que le dio Clara Brugada, Álvarez Icaza resalta que las problemáticas ambientales no se pueden entender sin entender, a su vez, los conflictos sociales que están detrás, por lo que considera que uno de los elementos que podrá aportar será su forma de dialogar con quienes habitan en el suelo de conservación, así como su trabajo especializado con los pequeños productores de maíz de la Ciudad, que caracteriza a los campesinos que habitan Tlalpan, Milpa Alta y Xochimilco, donde hay una importante producción de este alimento.

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¿Cómo combatir los embates del cambio climático en la Ciudad de México que se han agudizado en los últimos años y seguramente empeorarán en los próximos?

—El cambio climático es un reto no sólo de la Ciudad de México, ni siquiera del país. Es un reto mundial. Todos los países de distinta manera hemos estado viviendo en carne propia lo que hace unos años parecía muy lejano. (...) Hay importantes retos en ese sentido, por ejemplo, uno de ellos, muy concreto que a Clara le interesa mucho es el tema de la energía solar, está proponiendo cambiar los calentadores de los domicilios en la Ciudad de México, de gas a solares; está proponiendo avanzar con la electromovilidad, que eso también favorece muchísimo la disminución de partículas contaminantes al ambiente que al final se traducen en efectos perjudiciales para la vida.

Además de una Ciudad ciclista, que también tiene el objetivo de ayudar a combatir la emisión de contaminantes, Álvarez Icaza resalta que otras de las propuestas que puso sobre la mesa Brugada será tener una Ciudad arbolada, con grandes avenidas llenas de áreas verdes, por lo que, adelanta, un “importante reto” será el de revegetar y reverdecer la Ciudad, una apuesta que, si bien no será sexenal —ya que se debe entender que los cambios ambientales también son transexenales— sí implica hacer una gran siembra de árboles en la Ciudad.

Pero de manera responsable, pues advierte que hubo una época en la que “con miras a acelerar el proceso de revegetación de la Ciudad se sembraron millones de eucaliptos, que son especies invasoras y que ni siquiera van acorde a las especies nativas de la capital”.

Señala que otro de los retos importantes es la presión que genera el crecimiento de la mancha urbana en el suelo de conservación, y los asentamientos irregulares, que ocurren por gente que viene de otros estados de la república a encontrar mejores condiciones de vida y se acaban instalando en la Ciudad de México, y que aunque “implica un reto gigante” tendrán “soluciones muy creativas” al respecto.

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¿Tienen un diagnóstico de cuántos asentamientos irregulares tiene la Ciudad?

—Sí, lo tenemos. La Corenadr lo tiene perfectamente evaluado, mapeado todo. Se han hecho importantes acciones sobre los asentamientos irregulares, también se tienen categorizados; lo tenemos muy bien documentado y sabemos que existe esa constante y latente presión sobre el suelo de conservación. Es un tema que hay que tratar con bisturí porque sabemos que también es gente muy desfavorecida.

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