Metrópoli

Juan lucha por recuperar lo que el fuego le quitó de bebé

Con 15 años suma 16 cirugías, 10 de ellas para reconstruir su rostro; tuvo que dejar la escuela; pide al municipio de Naucalpan que lo apoye

Juan Carlos tenía cuatro meses de vida cuando una vela cayó sobre las cobijitas que cubrían su cuerpo, la noche del 28 de febrero de 2005. REBECA JIMÉNEZ. EL UNIVERSAL
02/12/2019 |03:15Rebeca Jiménez Jacinto |
Redacción El Universal
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Naucalpan, Méx.— Recobrar la forma y movilidad de su mano, es el objetivo de Juanito, quien a sus 15 años sumará 16 cirugías, 10 de ellas para reconstruir su rostro, luego de que el fuego envolvió su cuna cuando era un bebé de cuatro meses de edad, en el incendio que se registró en su casa de láminas en el Tejamanil, zona boscosa de San Francisco Chimalpa.

Juan Carlos no se acostumbra a reconocerse en un rostro que el fuego transformó cuando era bebé ni en su cuerpo que quedó mutilado, por ello hoy no piensa en la Navidad o en el Año Nuevo, mucho menos en Los Reyes Magos, sólo en la nueva operación que médicos cirujanos del le realizarán el 19 enero, para tratar de que el muñón en que el fuego convirtió su mano, recupere su forma con tres o cuatro dedos, con los que puedan hacer pinza con el pulgar.

El jovencito y su padre acudieron al palacio municipal de Naucalpan en busca de apoyo, pues viven en condiciones de alta marginación junto al bosque, sin servicios básicos en una casa con piso de tierra, techo de láminas y muros de madera.

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El 9 de octubre Juan Carlos cumplió 15 años, sin mayor celebración. Para él la vida ha sido ir recuperando poco a poco los rasgos de su rostro y de su cuerpo, que sufrió quemaduras de tercer grado en 40% de su superficie, especialmente en la cabeza, dorso y brazo derecho, donde su mano se deshizo igual que su cara, entre el fuego que envolvió su cuna, cuando una vela cayó sobre las cobijitas que cubrían su cuerpo, la noche del 28 de febrero de 2005.

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“Terminé la primaria con promedio de 7.7, pero dejé la escuela porque por mis tratamientos y operaciones falto mucho”; por ejemplo, durante el último años se sometió a tres injertos de cabello, con los que recuperó su cabellera.

“Queremos seguir estudiando, porque es nuestro futuro, porque no queremos ser barrenderos o cargadores; queremos estudiar para tener un hogar próspero donde no falte la comida”, afirmó David, amigo de Juan Carlos, un adolescente que igual que su amigo abandonó la escuela de forma temporal y expresa el sentir de ambos, cuando lo acompaña a algunos lugares.

Las cirugías estéticas, que le permitirán volver a tener una nariz y delinear sus labios, serán las últimas pues los cirujanos esperan a que alcance el máximo de su crecimiento, apuntó Carlos Suárez su padre.

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En tanto, sobreviven con la elaboración y venta de llaveros de estambre, “que no siempre se venden, pero hay que buscarle para pagar los traslados al hospital, la comida, el gas y la luz”, aseveró el padre de familia de origen indígena.

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