Ecatepec, Méx.— Ya no había cupo para ella porque la unidad que se dirigía a Coacalco ya estaba llena, por lo que el chofer le ofreció un banquito junto a él para que se sentara y pudiera irse, la joven aceptó para llegar más rápido a su casa, ubicada en la colonia Tierra Blanca de Ecatepec.
Rebeca Monserrat, de 23 años, estudiante de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), había terminado su turno en el Universum Museo de las Ciencias de la máxima casa de estudios, donde labora también y pensaba en estar con su familia las últimas horas del día feriado por la conmemoración de la Revolución Mexicana.
El vehículo de la línea Transportes Ecatepec circulaba por la autopista México-Pachuca y a la altura de la parada El Gallito el operador se impactó contra dos camiones de México-San Juan Teotihuacán, que estaban estacionados en ese punto.
Monserrat salió proyectada por el parabrisas de la unidad en la que viajaba y cayó sobre la carpeta asfáltica. Nunca perdió su morral, que llevaba sujeto en la espalda, sacó su teléfono celular para hablar con su padre y contarle lo que había ocurrido. Siempre estuvo consciente.
A su alrededor observó los cuerpos inertes de sus compañeros de viaje que habían perdido la vida y otros que lloraban, gritaban por el dolor que les ocasionaban las heridas que les provocó la colisión.
“Me relata que al momento del impacto parece que el chofer olía un poco a alcohol. Ella sintió que se iban a impactar contra el otro [camión], pero ya no supo más, salió disparada, de hecho yo no sé ni cómo le hizo pero no perdió el conocimiento, ella fue la que nos llamó”, contó su madre, Sarahí Méndez.
Un fuerte olor a gasolina se esparció en la zona del accidente y Rebeca Monserrat se arrastró unos metros, porque pensó que las tres unidades podrían explotar debido al combustible que escapaba de una de ellas.
Con diversos golpes en todo el cuerpo la trasladaron a la Clínica 76 Xalostoc del IMSS, donde fue atendida y en las próximas horas será dada de alta porque, aparentemente, no tuvo lesiones graves.
Diego Emilio, un joven de 22 años, está en ese hospital junto con su madre, Consuelo, de 45 años, a la espera de que lo atiendan por una fractura expuesta de tibia y peroné.
Los dos y la abuelita del muchacho regresaban del Hospital Magdalena de Las Salinas de visitar a un primo que había sufrido un accidente el viernes, cuando se registró la colisión de las unidades de transporte la noche del lunes.
Los tres fueron llevados a la Clínica 76, pero como sólo la abuelita es derechohabiente fue trasladada al Magdalena de Las Salinas, para que la intervengan de una lesión en la mano que sufrió.
“La línea que se haga responsable de los gastos médicos, ya pasó más de un día y no se han presentado aquí para que paguen por los gastos. Necesito que atiendan a mi sobrino y hermana, que tiene luxaciones en el cuello, por fortuna están vivos pero sí es urgente que reciban atención”, dijo Georgina Zafra, familiar de los tres lesionados.
Los seres queridos de Diego Emilio y Consuelo deambularon por la zona de urgencias de la clínica 76, ubicada en la zona de Xalostoc, para que alguna institución les dé la atención que requieren.
Según las autoridades en este sitio se encontraban hasta ayer siete de los 29 heridos por el percance.
Los familiares de los lesionados exigen que el conductor sea castigado porque acusan que usaba el teléfono celular mientras manejaba y hablaba también con varios chalanes que viajaban con él.