Sin poder contener la sangre que emanaba de la nariz, a consecuencia de un golpe que le dio un policía con su escudo, la alcaldesa electa de Álvaro Obregón, Lía Limón García, a cada momento acusó al secretario de Gobierno, Martí Batres Guadarrama, de ser el responsable de la agresión.

“Él nos mandó a los granaderos. Es un acto sumamente violento contra quienes llegamos pacíficamente para dialogar con el Congreso local y pedir que no nos quiten más facultades para gobernar”, decía mientras empapaba de sangre cuanto pañuelo desechable le daban.

A su lado, Santiago Taboada Cortina, alcalde en funciones y electo en Benito Juárez, la apoyaba para reprobar los hechos ocurridos: “La policía está para detener a los delincuentes, no para cercar el Congreso de la Ciudad de México e impedir una discusión con los alcaldes”, acusó.

Insistió en que su intención era llegar al Congreso local para dialogar, “pero no queremos que sigan más lesionados, más agresiones. Estamos en una manifestación en la que buscamos hablar de lo que quieren hacerle a las alcaldías en este último periodo extraordinario”, reiteró.

Mientras, otro grupo escuchaba al alcalde electo de Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe Echartea, quien no sabía cómo calmar el llanto de la diputada local electa del PRI, Tania Larios Pérez, quien aseguró que los policías le robaron su celular y la golpearon.

“A mí me dieron toques eléctricos y me golpearon. Les explicamos a los policías que sólo íbamos al Congreso de la Ciudad a dialogar con los diputados, pero comenzaron a agredirnos. Imagínense, si esto nos hacen eso a nosotros, qué no le harán a los ciudadanos. Es la autoridad que tenemos en la capital”, destacó.

Origen del conflicto

Antes, a las 7:12 horas, ocho de los nueve integrantes de la Unión de Alcaldías de la Ciudad de México (UNACDXM) comenzaron la conferencia de prensa a los pies del monumento de Carlos V, mejor conocido como El Caballito.

El diputado panista y alcalde electo, Mauricio Tabe llegó con alrededor de 100 vecinos de la alcaldía Miguel Hidalgo, quienes le aplaudían, gritaban “vivas” y hasta porras cada que intervenía; como si fuera un acto de cierre de campaña.

Con estas personas, alrededor de las 9:00 horas, seis de los nueve integrantes de la UNA —dado que para ese momento ya se habían retirado Rubalcava Suárez; Alfa González Magallanes, de Tlalpan; y Luis Gerardo Quijano, de Magdalena Contreras—, los alcaldes que se quedaron decidieron marchar hacia el Congreso local, cuando en la conferencia aseguraron que no lo harían.

Sin embargo, en la esquina de las calles de Bolívar y Tacuba, justo a una cuadra de donde realizaron la conferencia, se toparon con un muro de policías, quienes sin escuchar sus argumentos, comenzaron a empujarlos cuando los manifestantes intentaron romper el cerco al Poder Legislativo de la capital del país.

Incluso, la alcaldesa electa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas Nieves, pidió a sus colaboradores que la acompañaban que la cargaran, con la intención de librar la valla metálica, y sobre todo, a los policías.

Pero sus planes se frustraron, pues los uniformados a empellones la regresaron de donde partió. Justo en ese momento, Lía Limón fue golpeada en la nariz cuando intentó calmar los ánimos, pues se encontraba en primera fila de los manifestantes.

Tras el escándalo, los alcaldes electos lograron su propósito: llegar al Congreso local cuando comenzaba el periodo extraordinario, donde tuvieron oportunidad de dialogar con la Junta de Coordinación Política (Jucopo), lo que buscaban antes de la trifulca.

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