El color lila, característico de su flor, hace del árbol de la jacaranda un espectáculo majestuoso para el ojo humano, aunque no es un árbol nativo de la Ciudad de México y no aporta nada en el proceso ecológico de la polinización, por lo que en él jamás observaras a especies como colibríes, escarabajos o abejas.
En entrevista con EL UNIVERSAL, la técnica académica del área de colecciones del Jardín Botánico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ivonne Olalde Omaña, destacó que las jacarandas son árboles robustos, de la familia Bignoniaceae y oriundos de países de Sudamérica, entre ellos Argentina, Brasil, Uruguay, los cuales llegan a medir hasta 15 metros de altura, con una probabilidad de vida de 80 años.
“Son árboles anchos, más que altos y pueden alcanzar un diámetro de cerca de 10 metros, si tienen el espacio suficiente. Y así como es arriba, por abajo, es similar la raíz, entonces son árboles robustos”, remarcó.
Lee también Jacarandas en flor, un legado japonés que adorna la capital de México
Ivonne Olalde puntualizó que no hay un inventario total sobre el número de jacarandas plantadas en la capital, aunque por inventarios que se han realizado en diferentes colonias, siempre están entre los 10 árboles más abundantes o preferentes.
Apuntó que como todos los árboles y plantas, la jacaranda participa en el proceso de fotosíntesis; sin embargo, este árbol -que disfrutan habitantes, turistas nacionales y extranjeros en camellones de Alameda Central y en las colonias Narvarte, Hipódromo Condesa, Eje Central, y Del Valle-, no tiene relación con ningún polinizador, es decir, con animales que se alimentan del néctar o polen de las flores y durante sus visitas transportan este elemento a otras plantas.
“Todas las plantas nos dan un beneficio. Es mejor que haya una planta a que no haya. Las jacarandas retienen el suelo, forma barreras contra el viento, contra el sol, producen oxígeno, captan dióxido de carbono, eso todas las plantas lo traen, lo que no tiene es relación con n ningún polinizador en la ciudad, no produce ningún alimento; o sea en las redes de vida, la jacaranda no nos aporta nada”, indicó.
Lea nota completa en la edición impresa de mañana
Lee también Temporada de jacarandas, ¿cómo llegó el árbol a las calles de la CDMX?