Las redes de trata que operan en la Ciudad de México logran cooptar a desde la frontera sur del país, en Tapachula, Chiapas, principalmente de caravanas migrantes, bajo el engaño de conseguirles un mejor trabajo para que puedan llegar a Estados Unidos.

Este modus operandi ha sido documentado por la Elisa Martínez desde la pandemia de Covid-19, contó la abogada Arlen Palestina.

Para traer a mujeres a la capital, los tratantes que operan en Chiapas en algunas ocasiones las “levantan” para que trabajen a la fuerza en aquella entidad y otras son traídas con engaños a la Ciudad de México, ya sea bajo la idea de un mejor trabajo o les aseguran que por su aspecto físico pueden llegar hasta Estados Unidos como modelos.

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Sin embargo, pisar la Ciudad de México implica que las mujeres lleguen con una cuenta en su contra, y para eso les quitan sus papeles para obligarlas a realizar trabajo sexual a la fuerza.

Las zonas en donde suelen operar estas redes son la Merced, Revolución, Tlalpan, Sullivan y Buenavista, justo detrás de la alcaldía Cuauhtémoc.

De acuerdo con fuentes de la fiscalía capitalina, el Hotel Ampudia, ubicado sobre la avenida Circunvalación en la zona de la Merced, se encuentra bajo investigación presuntamente por ser usado por redes de tratantes.

EL UNIVERSAL realizó un recorrido en esa zona, donde constató que dicho lugar solamente es ubicado por una puerta blanca con la leyenda “hotel” de color azul.

La puerta no cierra, y una vez la abren la mujeres, se aprecia un pasillo que lleva al interior del inmueble en donde se encuentran las habitaciones. Afuera, las mujeres, además de ofrecer servicios sexuales, realizan halconeo.

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Les quitan documentos

Para la representante jurídica de la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez, una vez que las víctimas sudamericanas son llevadas a la capital, intervienen grupos de venezolanos.

“(...)Hay muchas redes de venezolanos sobre todo, que entrando, algunos integrantes vienen ya con la caravana. Entonces están ya muy amañados con otras redes de tratantes en la Ciudad de México y Tapachula, Chiapas, y entonces empieza este juego de que ‘te iría bien, no estás fea, allá en Nueva York o en Chicago… por qué no buscamos una mejor opción para que salgas adelante y te vamos a contar lo mínimo’”, expuso.

“Entonces cuando la chica empieza a acceder, en realidad ya debe más de 50% de lo que se dijo. Les quitan sus documentos, se las llevan por la fuerza, empiezan a llevarlas a hacer actos sexuales contra su voluntad diariamente. Están en casas de seguridad”, narró.

Arlen Palestina mencionó que las redes están “muy piramidales, quien cuida la puerta, quien está al tanto de la comida, quien las lleva y las trae, quien está de gatillero”, y muy pocas mujeres denuncian por el miedo.

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“En Ciudad de México ya llegan con una cuenta gigante y en su gran mayoría, si ya las cooptaron en Tapachula, ya no las ves en campamentos de migrantes, están en casas de seguridad.

“Esto es lo que hemos documentado de otras [chicas] que eran su prima, eran su hermana y que ya no tienen comunicación con ellas, o les dicen: ‘ya no le marques, ya sabemos dónde vives, tenemos información de su familia, eviten problemas si la quieren seguir viendo con vida, que les marque una vez a la semana, pero ya no le marquen’”, contó.

La abogada agregó que en días pasados, mujeres que realizan trabajo sexual comentaron a la brigada que observaron en la calle Orozco y Berra, en la colonia Buenavista, a grupo de sujetos trasladar a mujeres venezolanas e incluso realizaron una detonación de arma de fuego para que ninguna de las mujeres interviniera.

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