Toluca, Méx.— Romper la barrera y que una mujer fuera reconocida por su contribución es una de las experiencias más valiosas con que se queda la toluqueña Leslie Padilla, coordinadora Estatal de Restablecimiento del Contacto entre Familiares (RCF) de la Delegación Estado de México de la Cruz Roja Mexicana.
A su regreso junto con 15 compañeros más del equipo de USAR de Cruz Roja Mexicana, relata que pensó que la barrera cultural por su género sería muy grande, pero se dio cuenta de lo mucho que aportó, pues está convencida de que contribuyó para que a futuro las mujeres en esa región puedan desempeñarse en otras áreas profesionales.
“Desde que llegamos, ellos se mostraron sorprendidos porque vieron mujeres dentro del grupo y en un momento parecía como que dudaban y después de todo el trabajo, lo que hicimos y los resultados, creo que nos dieron su reconocimiento”, destaca.
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Por parte de Cruz Roja Mexicana viajaron cinco mujeres. Admite que no sabía a lo que se enfrentaría debido a su género, pero se sintió arropada casi de inmediato, cuando comenzó a entrevistarse con los damnificados que le pedían ayuda para dar con sus familiares. “Ahí se nos olvidó toda barrera o diferencia de género, perdimos eso de vista”.
Leslie dice que, debido a sus creencias, para los turcos era difícil ver que personas extrañas tocaran los cuerpos sin vida; en el caso de las mujeres y los niños, era todavía más doloroso permitir que fueran manipulados.
Comenta que el momento que más queda en su memoria es cuando un hombre le agradeció haber localizado los cuerpos sin vida de su familia.
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