En el Centro Histórico de Coyoacán, en el sur de la Ciudad de México, el Jardín Centenario y los restaurantes en sus alrededores estaban abarrotados por familias enteras festejando a los papás.
Esposas, hijas, hijos, nietas y nietos hacían fila para alcanzar una mesa. “Pues siempre salimos a festejar este día y ahora escogimos aquí, pero creo que todos pensamos lo mismo, hay mucha gente, pero no pasa nada, la idea es disfrutar un día en familia y lo mejor, que nos reconozcan y nos festejen, ahora hago todo lo que digan ellos —señalando a la esposa y a los hijos—, así que me dejo consentir”, dijo Rodrigo, quien no ocultaba su felicidad en este día en que son celebrados los padres.
Así, la constante eran las familias tratando de organizar todo sin que el papá se molestara, pues este domingo era para festejarlo y lo que menos querían era un conflicto: “¡Papá, cálmate!, ya vamos a entrar”, se escuchó en el recorrido realizado por EL UNIVERSAL en el Centro Histórico de Coyoacán.
Otros más aprovecharon para tomarse una fotografía en la fuente de los Coyotes y caminar un rato.
Los más felices eran los abuelos, algunos disfrutaban el paseo con sus nietas, las correteaban, las cargaban y consentían. “Nunca fue así con nosotros, nos educó más duro, pero ve, con sus nietas es un pan de Dios”, afirmó una hija mientras observaba a la distancia cómo el padre de familia de 70 años seguía por todos lados a sus nietas de cinco años de edad, mientras el yerno, el papá de las niñas, captaba el momento con una fotografía en su celular.
“Yo siento que ahora no hay libertades, hay mucho libertinaje. A nuestra generación nos educaron con mano dura y ahora todo eso se abandonó. Los jóvenes creen que están por encima de nosotros, ya no se les puede decir nada, creo también que la convivencia se está perdiendo, porque ahora todo es el celular, en las cenas, las comidas o las convivencias ya todo es el cel y nos enteramos de cosas de ellos viendo el face y no nos dicen nada, antes todo era diferente.
“En ocasiones creo que sí hace falta mano dura y no hablo de llegar a los golpes, pero creo que sí levantarles la voz y decirles cómo son las cosas es lo correcto. Aunque ni modo, ahora nos toca también aprender y quizá cambiar todo eso, nuestros papás creían que eso era lo correcto y ahora nos estamos dando cuenta que lo correcto es otra cosa o al menos eso cree esta generación”, comentó Enrique mientras se tomaba una foto con su nieto, quien le explicaba que la posición no era la correcta, pues el sol le daba en la cara, “así está bien, mijo”.
Quien no pudo ocultar su felicidad fue Martín, con 36 años fue su primer Día del Padre, posaba en todos lados cargando a su hija de cuatro meses. La niña también lucía feliz, sonreía con todos, pedía los brazos del papá y este la complacía en todo. “Hoy es su día, que estén juntos, yo les tomo las fotos”, decía la mamá, quien tampoco podía ocultar su cara de felicidad y en todo apoyaba a su marido.
“Es mi primer año como papá, es una sensación indescriptible, me siento muy feliz. La verdad es que no sabemos qué hacer, sólo queremos estar con ella y, quizá, venir a comer sea una tradición, además siento que es una gran responsabilidad, porque le tengo que transmitir todo lo que me enseñaron, que sea amable, simpática, educada y respetuosa de todo y, lo más importante para nosotros, que sea muy, muy feliz. Antes creo que todo eso de alguna manera eran gran parte de la mamá, ahora debe ser compartido y eso pensamos”, señaló.