Habitantes de las colonias Culturas de México y Jacalones 2 se vieron obligados a abandonar sus hogares ante el de agosto pasado, considerado el peor en las últimas décadas; coinciden en que todo el sistema de drenaje está rebasado y, aunque las autoridades lo cambien, temen que las calles vuelvan a anegarse.

Vecinos de Esvet tampoco aguantaron estar bajo las aguas negras y emigraron, buscaron alojamiento con familiares o amigos; otros tuvieron que rentar. Foto: Luis Camacho | El Universal
Vecinos de Esvet tampoco aguantaron estar bajo las aguas negras y emigraron, buscaron alojamiento con familiares o amigos; otros tuvieron que rentar. Foto: Luis Camacho | El Universal

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Esvet tuvo que mudarse con su hija hasta Morelos

Nos fuimos de urgencia y ahora vamos y venimos, subraya la señora, quien espera que el colector sea reparado

A Esvet y a los integrantes de su familia el agua les llegaba más arriba de la cintura y tuvieron que irse de su casa, localiza da en la calle Purépechas, en la colonia Culturas de México.

“Tuve que salir urgente, de urgencia, salirme rápido, porque el agua nos llegaba arriba de la cintura, más de un metro, entonces tuvimos que salir, mi hijo tuvo que sacar a los perros, llevárselos, porque no se podía entrar”, relató la mujer.

Durante tres semanas se ausentaron de su vivienda, ubicada atrás de las instalaciones del Sistema Municipal para el(DIF), porque la podredumbre se esparció por toda la propiedad.

“Actualmente vamos y venimos, porque no se restablece el drenaje. Salimos y venimos”, contó.

Su hijo se fue a vivir a otra colonia de Chalco, pero Esvet se fue hasta el estado de Morelos con su hija, porque en su casa no se puede hacer nada. Sus muebles se echaron a perder y no los pueden reponer porque temen que se les mojarían otra vez, pues el drenaje sigue sin funcionar de manera normal.

“Siempre me voy porque está difícil así con el agua, no se puede trabajar. También me ha estado apoyando un familiar, las autoridades nos han apoyado con despensas, alimentos ya preparados, pero para tener un trabajo fijo, para el sustento, no se puede, está difícil”, dijo.

Muchos de los vecinos de Esvet tampoco aguantaron estar bajo las aguas negras y emigraron, buscaron alojamiento con familiares o amigos, otros tuvieron que rentar, incluso en la Ciudad de México o en Ciudad Neza, como uno de los propietarios de una de las casas contiguas.

Esvet rentaba un local y los inquilinos se fueron, porque también se anegó y perdieron todo. Ahora tampoco recibe el dinero que le generaba ese espacio.

La intención de la familia de Esvet es la de regresar a la vivienda, en la calle de Purépechas, pero sólo si las autoridades de los tres niveles de gobierno logran garantizarles que no se volverán a inundar con las obras hidráulicas que llevan a cabo.

“Yo pienso que sí vamos a estar aquí, esperemos que el drenaje se recupere, no sabemos, no sabemos cómo vaya el drenaje”, indicó.

En la casa de Esvet, en la calle de Puré-pechas, el agua les llegaba más arriba de la cintura. Foto: Luis Camacho | El Universal
En la casa de Esvet, en la calle de Puré-pechas, el agua les llegaba más arriba de la cintura. Foto: Luis Camacho | El Universal

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“Se tuvieron que ir por la situación y todavía no vuelven”

La familia de Valente decidió abandonar su domicilio y dejar todas sus pertenencias; él las cuida

La familia de Valente no aguantó más y se fue de la casa que compartían en la calle Yaquis, en la colonia Culturas de México, en el municipio de Chalco. Vivir bajo las aguas negras, malos olores y rodeados de mosquitos durante varios días los enfermó.

“Se tuvieron que salir por la situación del agua que estaba muy alto, no se podía salir, prácticamente sin poder salir para poder hacer compras o algo, si no traías botas no podías salir, pero tenías que traer un traje especial”, contó.

Su casa está en una de las calles donde los líquidos residuales permanecieron durante muchos días, interminables para ellos, porque además no tenían energía eléctrica y no podían guisar porque sus muebles y enseres electrodomésticos se echaron a perder.

Decidieron irse a rentar a otro sitio donde no estuvieran en riesgo de anegarse también. “Sí [todavía están allá] porque va a seguir lloviendo todavía, sigue lloviendo, no se sabe hasta cuándo paren las lluvias realmente y por la onda del clima”, subrayó.

No se fueron todos. Valente se quedó para cuidar lo poco que pudieron rescatar de las aguas negras, porque muchos de los inmuebles fueron robados aunque estaban inundados. Uno de los vecinos de la misma calle estuvo entre los que se dedicaron a saquear las casas.

“Yo me quedé para cuidar las cosas, de hecho tenían cosas de mi sobrino que tiene motos y se las llevaron, las motos. Se dedica a componer motos mi sobrino y tuvo que salirse a buscar [donde vivir y espacio para trabajar]” mencionó.

No hay fecha para que sus seres queridos regresen, pues aún hay pronósticos de que llueva en los próximos días, y aún sin que ocurra brotan aguas de las coladeras de la vía pública, así como en los domicilios de los vecinos.

Además de que tampoco ha concluido el desalojo del agua en varias calles de Culturas de México y Jacalones 2, las dos colonias más afectadas por el temporal.

“No sé a qué se deba, aunque llueva o no llueva siempre hay agua aquí, aunque no sea tiempo de lluvia, como que aquí sale para arriba, ya se bajó esto, no puedo decir que se bajó aquí, porque no tengo referencia de esta casa, porque yo me bajé más acá, sino que ya se sumió todo parejo”, expresó Valente.

La calle Yaquis se encuentra en una de las zonas que fue severamente afectada por la inundación de aguas negras. Ahí está la casa de Valente y su familia. Foto: Luis Camacho | El Universal
La calle Yaquis se encuentra en una de las zonas que fue severamente afectada por la inundación de aguas negras. Ahí está la casa de Valente y su familia. Foto: Luis Camacho | El Universal

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Antonio limpió su casa, pero no ha regresado

Desde hace dos meses no ha podido habitar su vivienda; residentes dicen que no ha retornado

La casa de Antonio es imposible habitarla desde hace más de dos meses. Se encuentra en la parte más baja de la colonia Culturas de México, dentro de la llamada “zona cero”, donde el nivel del agua rebasó el metro y medio de altura.

Se ubica en la esquina de las calles Purépechas y Chalchiuhtlicue, donde sólo se podía llegar en lancha o vehículo anfibio durante varias semanas, porque parecía que el líquido había echado raíces y no podían extraerlo para enviarlo al antiguo Colector Solidaridad, el cual colapsó.

Uno de ellos es Antonio y sus seres queridos, quienes tuvieron que dejar todo ahí, así como quedó después de que la pestilente agua ingresó a su hogar y destruyó todo a su paso.

Antonio se dedica a elaborar productos para restaurantes y todo fue arrasado. También la familia se fue a vivir a otro lugar. Hace unos días regresaron para ver cómo estaba y no pudieron limpiar porque otra vez se había inundado su casa.

“[Con] cada lluvia vuelve a subir de nuevo, no se puede limpiar porque se vuelve a llenar de nuevo de agua, ahí se ve. Si ahorita vuelve a llover tantito, se vuelve a llenar todo. Ya ni siquiera entra de allá, es de las coladeras. Llevamos como 10 días que regresamos a vivir aquí, exactamente para la limpieza, pero no se puede”, contó.

Y otra vez se fueron. Los vecinos saben que no están porque las luces de la vivienda están prendidas todo el día, señal de que no hay nadie, además de que los han ido a buscar para ofrecerles ayuda, pero por más que tocan el timbre no salen a abrir.

Frente a su casa está uno de los camiones hidráulicos que envia- ron las autoridades para desalojar el agua en esa parte, pero el ruido que emite el motor de la bomba hace más difícil la estancia. A unos cuantos metros está el cárcamo de alivio de Culturas de México que ya funciona, pero el sonido que provoca no es agradable al oído humano.

No se sabe cuándo volverá Antonio con su familia y desconocen si las condiciones del inmueble les permitirán habitarlo por la humedad que prevalece en todas las paredes y los malos olores que se impregnaron en cada rincón del que fue su hogar.

Antonio y su familia volvieron a su casa para limpiarla tras la anegación en septiembre; actualmente, los vecinos dicen que nadie responde el timbre. Foto: Luis Camacho | El Universal
Antonio y su familia volvieron a su casa para limpiarla tras la anegación en septiembre; actualmente, los vecinos dicen que nadie responde el timbre. Foto: Luis Camacho | El Universal
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