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Gimnasios vacíos, con poca afluencia, otros quebraron y desalojaron los inmuebles que ocuparon durante años, son las condiciones en las que se encuentran estos centros para hacer ejercicio a un mes de que volvieron a abrir sus puertas ante la pandemia de Covid-19 en el Estado de México.
El 17 de agosto pasado, los gimnasios mexiquenses pudieron reanudar sus actividades con semáforo epidemiológico en color naranja; sin embargo, muchos de estos negocios no volvieron a abrir sus puertas.
“Los gastos nos comieron”, pagar cinco meses de renta, luz, agua y salarios desde el 22 de marzo que cerramos puertas por la pandemia de Covid-19, declaro Sergio, quien reconoció que tuvo que rematar sus aparatos.
Durante un recorrido por gimnasios de Naucalpan y Tlalnepantla, EL UNIVERSAL encontró locales vacíos, por ejemplo, en Circuito Centro Comercial, en Satélite, donde por mucho tiempo operó Fitness & Science, “hace tres semanas sólo vinieron a sacar todo su mobiliario”, lamentó una vecina.
También en Satélite, otro inmueble que funcionó en Circuito Médicos 4-B cerró sus puertas y en los ventanales hay únicamente un letrero de “en renta” de una empresa inmobiliaria.
A unos pasos, un centro de yoga que recién inició actividades permanece vacío la mayor parte del día, pues solamente hay un pequeño grupo en las mañanas y otro por la tarde.
Pese a sanitización, no hay dinero para regresar a establecimientos
Otro gimnasio de una cadena de franquicia que opera en Periférico Norte en Plaza Sentura, en Tlalnepantla, tiene sus puertas abiertas, pero 95% de sus caminadoras y aparatos de ejercicios no se utilizan, apenas ha regresado 20% o 30% de los clientes, reconoció el responsable.
“Esperamos que la economía —los clientes— se reactive porque 60% no ha regresado por falta de dinero y por el virus”, afirmó el administrador del gimnasio ubicado en la esquina de Periférico Norte y avenida de Los Maestros.
La mayoría de los asistentes a estos establecimientos son hombres y mujeres jóvenes de entre 20 y 40 años, de acuerdo con lo observado en el recorrido que realizó esta casa editorial.
“Ya quería regresar a hacer ejercicio”, afirmó Alan, quien salía de hacer rutinas de pesas en la zona de Satélite.
En Tlalne Fashion Mall, ubicado en la avenida Gustavo Baz y Sor Juana, ha regresado 50% de las personas que venían al gimnasio antes de la emergencia sanitaria, comentó Jessica, empleada del lugar, “gracias a las medidas de sanidad, sanitizaciones y a la seguridad”.
En algunos gimnasios exponen pases de cortesía, ofertas y descuentos en el pago de anualidades y semestralidades para atraer a los clientes, donde además sólo pueden ocupar 50% de los aparatos para evitar que dos personas estén juntas.
“La gente puede venir a entrenar segura, con costos accesibles, con una muy buena oferta deportiva”, enfatizó Jessica.
En los gimnasios del Estado de México sí operan regaderas, albercas, equipo cardiovascular, pesas, lo único que todavía no se activa es el servicio de vapor sauna, y en cada área hay énfasis en señalizaciones para mantener la sana distancia, sanitización y el uso de cubrebocas.
Al ingresar a cada negocio, la toma de temperatura, limpieza de calzado en tapetes con cloro y de manos con gel, es el ritual que se observa en la mayoría de los espacios de ejercicio.
En los locales de franquicias especializadas en ejercicios en ambientes cerrados ofrecen “un sistema de aire acondicionado de alta tecnología que renueva todo el aire del entorno del gimnasio por lo menos siete veces cada hora, de acuerdo con los requisitos de las legislaciones y normas correspondientes”.