En un paraje remoto y nublado del Bosque de Tlalpan, César y su padre Jerónimo esperan entre el silencio de los altos pinos y la niebla de la montaña la llegada de los clientes que, desde hace unos pocos días, han comenzado a llegar a sus terrenos para hacerse de un árbol de Navidad natural para decorar sus hogares.
“Es muy bonito esto, es muy pesado el trabajo, pero nos gusta y es muy noble. Hay que trabajar todo el año para solo tener un mes de venta pero es un trabajo muy honorable en mi opinión”, dijo César, productor de Tlalpan. Foto: Yaretzi M. Osnaya/EL UNIVERSAL
Con precios que van desde los 800 hasta los 2 mil pesos para árboles que superan los tres o cuatro metros de altura, cada uno de estos ejemplares representa el trabajo de más de cinco años de cuidados y paciencia que César y Jerónimo invierten en ellos desde hace más de 20 años. Foto: Yaretzi M. Osnaya/EL UNIVERSAL
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“Empezamos a sembrar en la temporada de lluvias, cada año sembramos unos dos mil o tres mil para reponer lo que se cortó, pero en realidad no es la misma cantidad que vendemos, es menos, normalmente vendemos unos 500 o 600”, dijo. Foto: Yaretzi M. Osnaya/EL UNIVERSAL
César señaló que las ventas han bajado en años recientes; principalmente por el alto comercio de árboles artificiales e importados de países como Canadá y Estados Unidos, por lo que los productores originarios de México cada vez cuentan con menos espacio para llevar a cabo su negocio. Foto: Yaretzi M. Osnaya/EL UNIVERSAL
Jerónimo explicó que el año pasado, las ventas fueron más bajas en comparación a otros y espera que este año se remonte la ganancia para que pueda seguir con el negocio. Foto: Yaretzi M. Osnaya/EL UNIVERSAL
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El productor explicó que el proceso comienza desde la recolección de piñas que caen de los pinos más altos del bosque, después se deben sembrar varias y esperar a que alguna de ellas germine para que sean embolsadas y cultivadas por un año dentro de un huerto. Foto: Yaretzi M. Osnaya/EL UNIVERSAL
Una vez que estas plantas ya han llegado a un tamaño considerable, son plantadas en su terreno al lado de muchos otros árboles donde crecen por varios años hasta que alcanzan el tamaño completo para que un cliente pueda comprarlas. Foto: Yaretzi M. Osnaya/EL UNIVERSAL
Una vez llegan los compradores, recorren el lugar junto con ellos para elegir el árbol que mejor se acomode a sus gustos y necesidades, después se serrucha el tronco, se envuelve en una malla y se le coloca una base para que los clientes se lo puedan llevar a sus casas. Foto: Yaretzi M. Osnaya/EL UNIVERSAL
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