Tultepec, Méx.— Aun con explosiones y retenes para el decomiso de juguetería de artificio en la Ciudad de México, los artesanos de la pólvora de la capital de la pirotecnia con su creatividad, ahora, “quemando dólares y billetes de 500 pesos”, buscan sobrevivir tras dos años de pandemia, cuando las ventas se desplomaron 70%, precisaron productores.
Pero que, a la fecha, siguen sin recuperarse.
La pirotecnia no está prohibida en México, es una actividad permitida y regulada por la Ley General de Armas de Fuego y Explosivos, enfatizó el presidente municipal de Tultepec, Sergio Luna Cortés, quien, junto a los artesanos del tianguis pirotécnico de San Pablito, el más grande de América Latina, entrega salvoconductos para los compradores de cohetes, silbatos, palomas y cerca de mil diferentes productos de juguetería de artificio.
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Luis Rey Rodríguez Romero, artesano de la pirotecnia y uno de los pioneros del tianguis que lleva 25 años instalado entre avenidas Doctores y San Pablito, junto al Circuito Exterior Mexiquense, señaló que la pandemia por Covid-19 anuló 70% de sus ventas.
“El primer año de la pandemia nos fue mal, si acaso vendimos 30%, el año pasado alcanzamos apenas 40% de ventas y este año esperamos recuperar al menos 50% de lo que vendíamos, la economía está muy mal, los clientes son pocos y compran menos”, afirmó.
El tianguis de San Pablito lució casi desierto en las dos primeras semanas de septiembre, “para este 14 y 15 esperamos se compongan las ventas, vamos al día, todo está parado”, refirió Luis, mientras sus compañeros peleaban cada venta entre los pocos compradores que ingresaban al tianguis.
Es un mito que el mercado sea un lugar peligroso, afirmaron, al reconocer que la explosión en cadena el 20 de diciembre de 2016 terminó con la vida de más de 40 personas y dejó lesiones a cerca de 70 compradores y vendedores que se encontraban ese día en San Pablito.
El nuevo mercado “fue planeado con un diseño que viene de España con calles anchas, con locales pequeños, aislados uno del otro”, cada uno con extintores, tambos de arena y agua.
A raíz de la explosión de 2016, el diseño cambió, cada puesto está dispuesto con distancias aprobadas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y por Protección Civil del Estado de México.
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De los 300 locales en el lugar, actualmente operan 204 con autorización de la Sedena, indicó Emmanuel Reyes Urbán, director de Desarrollo de la Pirotecnia de Tultepec.
En todos ellos, los pirotécnicos entregan un salvoconducto para que quien compre, pueda estar amparado por el artículo 60 del Reglamento de la Ley Federal de Armas de Fuego y Control de Explosivos, que dice que una persona que compra a un artesano con permiso podrá transportar y consumir para sí mismo hasta 10 kilogramos de productos, dijo el alcalde.
La venta está supervisada por personal de Protección Civil, bomberos, seguridad y servicios públicos, que vigilan el cumplimiento de las medidas de seguridad del tianguis de San Pablito, agregó Luna Cortés.
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