“Es un estrés continuo para pasar una cuadra, estás manejando y del coraje sientes que te va a dar un infarto”, dijo Raúl, socio de Uber.
Mientras el sonido de los cláxones se combina con el ruido de los motores de los vehículos que aceleran y frenan para avanzar apenas unos centímetros, Raúl se pregunta: “¿A dónde va tanta gente, por qué tanto tráfico?”.
Los conductores que más padecen el estrés derivado del tránsito vehicular son aquellos que se dirigen y salen de la zona Centro de la Ciudad de México, y con el inicio de la época decembrina, la situación empeora, pues la gente recorre las calles en busca de regalos.
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Desde temprano se pueden ver largas filas de autos, camiones y motocicletas esperando el verde detrás de un semáforo, pero no es hasta las 14:00-15:00 horas que los verdaderos atascos vehiculares empiezan en vialidades como el Eje Central, Izazaga, Juárez y calles como Moneda, Correo Mayor, Peña y Peña, entre otras.
“En las zonas de comercio es un caos y no se puede circular, solamente puro peatón porque ni los ciclistas entramos (...) es lo que viene siendo Lagunilla, Tepito, las calles del Zócalo. Por ejemplo, un recorrido de aquí de Bellas Artes a Peña y Peña me hago como 15 minutos en un día normal y ahorita me hago como 45 minutos”, comentó a EL UNIVERSAL Gustavo Vargas, conductor de mototaxi en el Centro Histórico.
Gustavo relató que una de las principales problemáticas que se pueden vivir en las calles del Centro es la enorme cantidad de autos, camiones de descarga, y sobre todo, peatones que no utilizan la banqueta y deciden caminar sobre el arroyo vehicular, retrasando los tiempos de traslado a más del doble.
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“En buena parte se hace el tráfico porque cierran todo, entonces toda la gente busca salidas por la parte de atrás. En días normales me hago 15 minutos a mi trabajo y ahorita me hago mínimo media hora, y sobre todo es por la gente que se baja de la banqueta”, expresó Emily, comerciante del Centro que viaja en motocicleta.
Conforme cae la tarde, las personas también comienzan a salir de sus trabajos y oficinas, ya sea de camino a sus casas o hacer compras para Navidad, lo que termina causando aún más tránsito que perdura hasta pasadas las primeras horas de la noche.