Metepec, Méx.— Verónica Manjarréz Vilchis, tras seis meses de haber cerrado las puertas debido a la emergencia sanitaria, reabrió su centro de equinoterapia para ahora incluir a niños y adultos que, debido al encierro por la pandemia por Covid-19, han presentado problemas de ansiedad, depresión, tristeza o simplemente necesitan un “respiro”.
Dijo que para ella montar a caballo representa la libertad, por lo que quiso darle a la gente “las mismas alas”, de modo que no quiso quedarse sólo en la atención para niños con discapacidad, sino ampliar la atención a otros sectores que lo necesitan.
Hace apenas una semana que publicó en un grupo de Facebook la invitación para que cualquiera con la necesidad de asistir al Rancho Regina, en Metepec, acuda a sesiones con caballos. Dice que la respuesta fue sorprendente, pues sólo en horas recibió una cascada de solicitudes, al grado de no poder atender todas.
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“Tuve el centro parado por seis meses, precisamente para observar qué pasaba con el semáforo epidemiológico y si era pertinente abrir. Si bien los papás decidieron guardarse, llegó el día en que tuvieron que atender las terapias de sus hijos y con todas las medidas sanitarias los comencé a recibir los fines de semana”.
Dado que sólo lo practican sábado y domingo, añadió, sirve para liberar los problemas de ansiedad y que presten más atención a sus deberes escolares.
Verónica descubrió que no sólo es un deporte, sino que montar se puede convertir en un momento de paz para niños con alguna discapacidad; sin embargo, dijo que durante la pandemia se dio cuenta de la enorme falta que hace a los niños desestresarse, sentir el viento en la cara y reír a carcajadas, por lo que adaptó el servicio especializado por uno abierto al público que ayude a las personas a “liberarse”.
La pandemia no ha sido sencilla para nadie, admitió, pues tomó por sorpresa al mundo, por lo que, dijo, hay que ser solidarios, sobre todo con los menores.
“Es demasiado el tiempo que los niños están en casa y la tensión de los padres, pues los tienen 24 horas y además deben atender su trabajo, así que necesitaban un lugar dónde dejarlos correr”.
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En este espacio, cuya sesión cuesta 300 pesos, pueden ir los que “ya no soporten más la presión del encierro”, invitó.
El fin de semana recibió hasta 20 niños nuevos, a quienes ayudará para darles una alternativa ante el encierro.
En el rancho, los niños tienen la oportunidad de ir a todo galope, acariciar la crin del caballo, darles de comer o simplemente montar con calma hasta generar un vínculo con el animal.