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O intentaban calentarse las manos por el frío o sostenían el paraguas para no mojarse. Ayer la Ciudad de México amaneció a 5 grados centígrados, nublada y con lluvia que no paró hasta la tarde.
Desde muy temprano los capitalinos padecieron las condiciones climatológicas, sacaron ropa abrigadora, chamarras, guante, gorros y botas largas de época pre-navideña, pero también impermeables por las nubes cargadas.
En las calles, los transeúntes caminaban lento para no pisar los charcos y mojarse el calzado pero, además, con una mano intentaban cerrar hasta el último botón de sus suéteres. Algunos otros, aunque pocos, parecieron no sufrir el aire helado que congelaba la nariz ni intentaron evitar el agua que salpicaban los automóviles.
El Sistema de Transporte Colectivo Metro anunció que la marcha de sus trenes sería lenta, protocolo común cuando llueve en la capital, pero lo que sorprendió a los usuarios fue el estado de las instalaciones con goteras y encharcadas.
En los vagones sobresalían los gorros y los abrigos multicolor. Una mujer que salía acompañada de un tren en la estación Chilpancingo se atrevió a decir en voz alta: “El Metro está calientito, no quiero salir”. En el Metrobús, la historia fue similar.
Aunque algunas personas intentaron evitar las condiciones climatológicas y optaron por subirse a sus automóviles, la decisión les provocó horas de espera y de tráfico en sus vehículos. En la colonia Obrera, un árbol de 30 metros de altura cayó sobre un automóvil blanco y rompió el cableado del trolebús que circula en Eje Central.
Con hachas llegaron bomberos y sobre sus ambulancias esperaron los paramédicos, pero no hubo heridos.
A pesar de que los pronósticos indicaban que al mediodía el clima sería templado, la racha de frío continuó hasta la tarde, donde en alcaldías como Cuauhtémoc, salió el sol por momentos.