Luego de 11 días de búsqueda, elementos de Protección Civil, Guardia Nacional y binomios caninos rescataron los cuerpos de Paola y su hijo Jorge Dilan que quedaron debajo de las rocas que se desprendieron del cerro del Chiquihuite y aplastaron casas.

Ellos fueron dos de las cuatro víctimas mortales por el deslave. Las otras fueron la pequeña Mía, hermana de Jorge Dilan, y Mariana Martínez, estudiante de la UNAM. La familia pedía que los trabajos no cesaran hasta encontrar los cuerpos.

Luego del derrumbe del 10 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador instruyó elaborar un estudio de riesgo de las viviendas que se localizan en las faldas y ofreció a estas familias la entrega de casas en otra zona, “porque tienen mucho riesgo”.

En conferencia, manifestó que los pobladores que requieran ser reubicados no “van a salir perjudicados, sino al contrario”.

Más tarde, Alfredo del Mazo Maza, gobernador del Estado de México, informó que 178 familias tendrán que ser reubicadas lo antes posible por el riesgo que existe de un derrumbe mayor.

El secretario general mexiquense, Ernesto Nemer, admitió que no es fácil encontrar un nuevo predio para construir hasta 90 viviendas para las familias, pero aseguró que será así.

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