Sultepec, Méx.— En Sultepec la vida sigue, tras la agresión contra el Centro de Justicia en el centro del municipio, los bloqueos carreteros y la quema de vehículos por parte de un grupo armado. Para la gente el día transcurrió como siempre, reconocen que si bien la violencia ha escalado, el miedo y la presencia del crimen organizado en la zona no es nuevo.
La noche del martes, un comando armado baleó las instalaciones de la fiscalía e impidió el tránsito por la carretera Toluca-Ixtapan de la Sal, hubo cierres cerca de Coatepec Harinas, en Luvianos y otros poblados; en algunos puntos fue atravesado un tráiler, cerca de Llano Grande, en donde han ocurrido emboscadas contra policías de investigación y estatales en años pasados.
Tras esta ola de violencia que dejó como saldo dos policías lesionados, de acuerdo con la FGJEM, y tres camiones calcinados, los alcaldes de Zacualpan, Tejupilco, Luvianos, Sultepec y otros de la región sur suspendieron las clases, actividades públicas y festividades hasta que se “restablezca el orden”.
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Un día después de la agresión, en la zona hay un clima de tensión, hace falta energía eléctrica, porque al parecer hubo cortes provocados por los agresores y prevalece la amenaza sobre toques de queda que son falsos, pero que llega la alerta por redes sociales o mensajes al celular.
Los ayuntamientos argumentaron que el clima de violencia obliga a tomar previsiones, pues no se sabe si puede extenderse hacia otras demarcaciones.
En esta región sur de la entidad opera La Familia Michoacana, de acuerdo con las últimas declaraciones del exfiscal Alejandro Gómez Sánchez, y hasta finales de 2021 se registraron cuatro emboscadas contra policías, que dejó como saldo más de 21 elementos muertos.
Para la población el panorama no cambia, “presidentes [municipales] van y vienen, pero el clima de violencia sigue igual”.
Uno de los testigos señala que fueron 30 minutos de balazos que se sintieron “eternos”, pues de inmediato se resguardaron, cuidaron a los cuatro niños dentro de su establecimiento y trataron de no ver nada, porque a cambio comprometen la vida.
La mayoría de los vecinos conocen a los que participan en actividades criminales, pero no dicen nada. Ellos llevan ese lema muy aprendido desde hace años porque así han logrado sobrevivir al cártel de Michoacán.
Tras la agresión, las autoridades desplegaron un operativo en la carretera hacia Sultepec, en donde todavía permanecen los restos de los autos calcinados.
En el despliegue participan la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional, la Fiscalía General de Justicia y la Secretaría de Seguridad mexiquenses, quienes revisan minuciosamente las unidades que transitan por el lugar, piden documentación de los conductores y se percibe un silencio sepulcral.
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El alcalde de Sultepec, José Alberto Mejía Santa Olalla, notificó a la población sobre la suspensión de todas las actividades públicas. Comunicó que “el acuerdo en Cabildo fue cancelar los eventos públicos, civiles y fiestas patronales dentro de la demarcación municipal, hasta nuevo aviso”; exhortó a las escuelas y dependencias de gobierno a suspender labores.
Para los habitantes, las acciones no son suficientes, pues la región se encuentra habitada por los integrantes de La Familia Michoacana y no hay tregua.
Una de las señoras comenta que hace dos años mataron a su hijo, un estudiante de ingeniería automotriz en Metepec al que un comando armado asaltó y baleó, sin mediar palabra. “Llevamos dos años sin justicia, mi hijo [David] tenía 18 años”, relata.
“[Tras la balacera] queda el susto, la impotencia, el no poder salir. Creo que le dispararon a los cables porque se fue la luz. Tardamos dos horas en salir, la tranquilidad nunca regresa”.