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Luego de aguardar el festejo un año, el barrio chino de la calle de Dolores se llenó de color, gente, comida y con restaurantes concurridos. Los adornos, los sombreros, tigres, pan al vapor y ramen, combinados con comerciantes capitalinos que, muy a su estilo, metieron diversos productos para la venta, dieron vida a esta tradición en la Ciudad.
En 2021, la calle de Dolores estuvo vacía, sin suerte, con pérdidas económicas por la pandemia y el temor a contagiarse sin que hubiera una vacuna.
Esta vez fue distinto, los visitantes llenaron el barrio, se sumergieron en las festividades por el año del tigre de agua.
Es el folclor, dos culturas —la china y la chilanga—, que dejaban ese aura en el ambiente de prosperidad y el deseo que, para muchos visitantes lo rodeó: “que la pandemia ya termine”.
Las filas se hicieron presentes para ingresar a los restaurantes, mismos que estaban llenos.
Afuera del Hong King, uno de los restaurantes tradicionales, las personas esperaban su ingreso, las trabajadoras que los apuntaban en la lista de espera les ponían el oxímetro para saber si los clientes ingresaban sin ningún problema respiratorio.
“Ya se lo damos preparado”, referían los vendedores de tigres bañados en un líquido al lado de un billete de dólar ficticio, para llamar al dinero.
La calle concurrida bien pudiera asimilar a los pasajes narrados por el escritor Rafael Bernal en El complot mongol, y justo sobre el callejón de Dolores los trabajadores se despliegan para preparar rollos primavera, empaquetarlos y llevarlos a los puestos de la calle Independencia.
Es sobre esta calle que Karen agarra un billete de 20 pesos, se persigna y lo guarda en su overol. Es la venta fuerte de amuletos que ella esperaba desde un año.
“Este año gracias a Dios si nos dejaron [instalarse], con las medidas sanitarias para que no haya más contagios y más muertes. Todo va fluyendo, no se amontona la gente. Tenemos sanitizante”, comentó.
Ella vende tigres para la prosperidad, abundancia, dinero y alejar las malas energías, valiosos “para que todo cambie y todos tengamos buena energía y pensemos en buenas posibilidades para que salgamos adelante.
“Ya no hay que encerrarnos tanto en la pandemia, que nuestro ser piense en cosas positivas, y todo lo negativo que está pasando que se vaya, pues que cambie, toda la humanidad necesita paz en nuestros corazones”, dijo.
Los puestos ambulantes también se extendieron sobre la calle Independencia en donde se podía adquirir comida, panes, playeras de caricaturas, artículos chinos como lámparas, máquinas para dar masajes, banderillas, entre otras cosas.
Sol Silva y su familia ingresaron al barrio para adquirir algunos productos, tomarse fotos y sentir la cultura que rige a China y otros países orientales.
“Venimos con las medidas de precaución contra el Covid-19, pero ya es necesario salir de la rutina de estar nada más encerrados o en el trabajo, levanta el ánimo ver a la gente otra vez”, comenta Sol.